30 Dec 2021

Permita que tu corazón sea rellenado por el Espíritu Santo

“Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén” (Lc 2, 38).

Continuamos a acompañar, en la Octava de Navidad de Jesús, la presencia de Jesús en el Templo. Si ayer nosotros contemplamos Jesús en los brazos de Simeón, allí estaba una profetiza, una viuda llamada Ana, ella ya era de edad avanzada, se convirtio viuda muy joven, quedo casada solo siete años y, desde entonces, con los 84 años de edad, servia a Dios día y noche en el Templo. Ella consagro su viudez al Señor y servia a Dios con ayunos y oraciones, ella se puso toda para Él.

Cada uno en su estado de vida, en su condición de vida, debe ponerse para servir a Dios: casado, casada, soltera, viuda.. Veo muchas viudas, muchas veces, viviendo las angustias de la vida y pudiendo vivir una viudez fructífera y bendecida en la presencia del Señor nuestro Dios. Por supuesto que, si una viuda o un viudo va casarse de nuevo va continuar en la bendición y en la gracia, pero si no va casarse, no te sientas ni un poco inferior, sientate libre para la gracia, sientate bendecida para ponerse a servicio de la vida y del Señor, como Ana se puso.

Quien se deja moverse por el Espíritu, ser guiado por el Espíritu, la gracia de Dios guía en cualquier época de la vida

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¿Qué es importante para todos nosotros, independientemente de nuestro estado de vida? Es necesario ponernos en la presencia de Dios para sernos hombres y mujeres del Espíritu. Lo que diferencio Simeón y lo que diferencio Ana es porque eran llenos del Espíritu Santo de Dios, y quien se deja mover por el Espíritu, ser guiado por el Espíritu, la gracia de Dios guía en cualquier época de la vida.

El joven necesita ser un joven lleno del Espíritu Santo, la mujer casada necesita ser una mujer casada llena de Espíritu Santo, el hombre casado, el sacerdote, el viudo o la viuda, nuestros niños necesitan ser llenas del Espíritu Santo.

Que se habla de Jesús es que ese niño – ahora es un niño – Él esta creciendo, va convirtiendose fuerte, pero especialmente, lleno de sabiduria y la gracia de Dios, el Espíritu de Dios estaba con Él.

¿Qué necesitamos dar para nuestros hijos? Damos lo que nosotros tenemos, necesitamos que nuestros hijos crezcan con la sabiduria de Dios, crezcan con la gracia de Dios, crezcan con el Espíritu de Dios, pero, si llenamos nuestra casa, nuestra familia, nuestros hijos solo de las cosas del mundo, es con las cosas del mundo que nuestros hijos van crecer. Y están convirtiendose hijos mundanos dentro de nuestras casas porque no llenamos los nuestros de la gracia del Espíritu. No rezamos con nuestros hijos, no damos las cosas santas para nuestros hijos, hoy ni vemos más niños con la coronilla en la mano, es muy raro cuando veces, pues las tecnologías, las demás cosas es que toman cuenta de los sentimientos de los nuestros.

Para llegar en una viudez tan bendecida es necesario, temprano, tener una vida agraciada por Dios. Por eso, cuidemos de los nuestros, cuidemos de nosotros, para que, como Jesús, podamos crecer y los nuestros puedan crecer llenos de la gracia del Espíritu Santo.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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