17 Jul 2020

Seamos revestidos por la Misericordia Divina

“Quiero misericordia, no sacrificios, ustedes no condenarían a quienes están sin culpa. Además, el Hijo del Hombre es Señor del sábado.” (Mt 12, 7).

Jesús pasó en medio de una plantación en día de sábado y cogió las espiga para alimentar Sus discípulos. Sabemos que los fariseos criaran caso con Jesús por causa de eso, porque ellos estaban más preocupados con la ley del sábado do que con la hambre de los discípulos, con las situación de ellos en aquel día.

Ellos no entendieran que el Reino de Dios es, en primer lugar, amor, compasión y misericordia, y no la ley. ¡Tal vez, poda, podamos pensar que Jesús estaba despreciando la ley, pero no! En verdad, el espíritu de la ley es el amor, y no el contrario. No es la ley que debe guiar el amor, pero es el amor que debe guiar todas las leyes, todas las practicas religiosas; es el amor que debe guiar nuestra propia vida de fe y de seguimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

La religión es una bendición cuando nos guía al amor y a la misericordia

No necesitamos ignorar ninguno de los mandamientos, no necesitamos ignorar ninguno de los dogmas de nuestra fe. No necesitamos renegar ningún precepto de lo que nos enseñan, por el contrario, podemos vivir cada letra de los mandamientos y de la ley divina si tenemos amor y misericordia en nuestro corazón. Sino, nos convertiremos personas rigoristas, preocupadas con el rigor del juicio, y viviremos esta onda de violencia acusatoria que muchas veces, nuestras relaciones cuando juzgamos, catalogamos, rotulamos, decimos que el otro no cumple eso, no hace aquello. En verdad, no estamos revestidos de la misericordia divina, de misericordia que nos lleva a cuidarnos del otro, e preocuparnos con el otro por encima de toda y cualquier ley religiosa.

La religión es una bendición cuando nos guía al amor y a la misericordia, pero ella se convierte en un mal cuando nos mantiene preso a las leyes, al rigorismo, a las doctrinas que no nos llevan a tener amor y compasión para con el otro. Por eso, para Jesús, sin necesitar despreciar de forma alguna el sábado, el ser humano es más sagrado para Él.

El ser humano es más sagrado para el corazón de Dios. Nuestro dolor, nuestra hambre, la misericordia que muchos seres humanos están pasando y viviendo .. Sé que, muchas veces, queremos levantar la bandera de Dios, de la religión, de los valores, pero esta bandera tiene que ser levantada, primero, en nuestro corazón.

Religión es vida, cuidado, misericordia y paciencia; religión es entrar en el corazón del otro y comprender los sentimientos que él tiene.

Cuidado, porque los fariseos eran muy religiosos, pero de las practicas y no de amor y de la misericordia. Cuidado para no ser muy religioso, porque rezamos mucho, porque ayunamos, porque cumplimos los preceptos, porque no somos como los demás, pero no falta amor y misericordia con nuestros hermanos.

Lo que quiero es la misericordia, y no el sacrificio por el sacrificio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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