“El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces” (Juan 21, 6).

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Si tu has acompañado en estas homilías diarias, tu has dado cuenta el itinerario que nosotros hemos hecho. Y cada enseñanza que el Señor nos ha dado trae para nuestra vida profundidad, intimidad. Cuando Jesús habla para los discípulos: “Echad la red a la derecha” – y ellos escucha, escuchen y obedecen a la Palabra de Jesús –, ellos traen una gran cantidad de pez que ni consiguen tirar, y había aún el peligro de la red explotar.

“¿Padre, pero que tiene a ver? ¿Y cuál es la centralidad de este evangelio?”, justamente dos cosas: obedecer a la palabra de Cristo para convertirnos fecundos en la misión. ¿Has dado cuenta aquí? Jesús dijo: “Echad la red a la derecha”, entonces, ellos escucharan a la palabra de Jesús, ellos obedecieron a la palabra de Jesús y fueron fecundos en su pesca. Para nuestra vida cristiana y vida espiritual, ¿qué significa esp? Cuanto más obedezco a la palabra de Dios, cuanto mas escucho a la voz de Dios, más voy ser fecundo en mi misión, más voy ser fecundo en mi apostolado y más voy reunir personas para Dios.

Miren que importante eso, mis hermanos, pues nos habla de testimonio: quien tiene el coraje de lanzarse en la voluntad de Dios tendrá su vida fecunda. ¿Y cuantos de nosotros no deseamos eso? Hasta tu mismo, a veces, para y piensa: “Mi vida no tiene ningún fruto, no siento que soy una persona fecunda”. ¿Sabes por que, muchas veces, te sientes así? Porque tu no has escuchado a la voz de Dios, como los discípulos escucharon, ellos incluso tenían miedo, pero, ¿será? Porque ellos aún no sabían que era Jesús, ellos estaban aún en aquel contexto Pascual, aún no tenían la claridad de aquel que Jesús podría hacer en la vida de ellos, como Resucitado, pero ellos echaron la red.

Sea aquel que va echar la red y va traer para el rebaño de Cristo muchas almas

Y el Señor, muchas veces, pide para que tu eches la red, pide para que yo, Padre Ricardo, eche las redes; y nosotros no hemos echado. Y, después, ¿cuál es el sentimiento? es el sentimiento de aquellos discípulos de Emaús, que nosotros hablamos estos días aquí, es el sentimiento de frustración, de decepción con nosotros.Pero el señor esta diciendo: “Quien escucha la palabra de Dios, quien obedece su voz, se convierte fecundo en su misión”.

Y aquí esta la prueba, los discípulos escucharon, echaron la red, en el lado que Jesús dijo, y una gran cantidad de peces fue pescada. ¿Y cuál es la señal del cristiano? El pez.

Entonces, mi hermano, sea como los discípulos: echen la red donde el Señor te puso a vivir su ministerio: sea lo de predicar, de música, de intercesión o en su parroquia. Sea aquel que va echar la red y va traer para el rebaño de Cristo muchas almas, muchos peces.

Que Dios te pueda dar mucha osadia, que Dios te pueda dar este entusiasmo, que el Espíritu Santo te mueva a obedecer a la voz de Dios y a tener la seguridad de que esta voz te lleva para la vida eterna, y también va hacer con que otros lleguen a la vida eterna. Entonces, quiero pedir sobre ti la bendición de este Dios: que Él pueda hacer fecundo tu apostolado; la bendición de este Dios que nos ama y que nos perdona siempre.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!