“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6, 38-39).

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Mi hermano, mi hermana, esto es una afirmación de la propia boca de Jesús, de aquello que Dios padre tiene sobre nosotros, que nadie se pierda, entonces es un sacrificio, mi hermano, sacrificio mi hermana del propio Jesús pasar por la calumnia, como él paso pasar por el sufrimiento como él pasó, y pasar todo eso de una forma que él no abra la boca, como dijo el Isaias: El cordero que sube al matadero sin abrir la boca.

¿Pero para que? Para que yo pudiera tener la vida eterna, es decir, para que nosotros nos perdamos delante de nuestros pecados que son muchos, pero mi hermano, mi hermana, en este tiempo que nosotros vivimo, donde el relativismo, donde se pone la verdad, donde nadie más sabe diferenciar lo que es correcto lo que es equivocado, eso esta llevando a muchos a perderse, y por eso el esfuerzo de la Iglesia hoy en este tiempo Pascual que nosotros estamos viviendo.

Este es el mandato de Jesús para la iglesia que nadie se pierda, por eso mi hermano, mi hermana, hoy como Sacerdote, trago un lema Sacerdotal de los documentos del Monseñor Padre Jonas Abib, que nos habla: la persona es el más importante. Y por que estoy hablando de mi lema sacerdotal la persona es lo más importante que el Padre Jonas no fue puesto dentro del régimen internos de Cancao Nova, decir justamente eso: “¿El padre me ha enviado para que nadie se pierda”, y por que el padre ha enviado para que nadie se pierda? Porque todos somos importante a los ojos de Dios, aún que nosotros podamos estar enlodado en el pecado.

Este es mandato de Jesús para la Iglesia: que nadie se pierda”

Dios va por medio de su hijo y por medio de cada uno nosotros hacer el possible para que tu llegues a la salvación. ¿Cuál es el objetivo de Dios haber enviado Jesús a esta tierra? Para que tu sea salvo por medio de él, para que tu sea alcanzado por la misericordia del Padre, para que u renuncies y sea sanado de todo pecado. El Padre no quiere que nadie se pierda, mira, el amor misericordioso de Dios, “que nadie se pierda”.

Yo estaba mi hermano, en el estadio futbol en el Maracanã en el Rio de Janeiro y hice la opción, caminar solo de negro con el clergyman, y donde voy, voy de esta forma, y más allá cuando he entrado en el estadio de futbol 70.000 personas, un joven me ha visto en la gradas y grito: Padre, ¿puedo darte un abrazo? Yo dije: puedo, él vino, fue saltando las gradas, llego cerca de mi estaba boracho, estaba oliendo cerveza, estaba desde temprano en aquel estadio y cuando él se acerco de mí, él dijo: ¿puedo dar un abrazo en el Señor? Yo estaba con un perfume muy bueno, y aquel niño oliendo cerveza; pero, ¿yo me he recordado como que Jesús abraza aquel niño? Y cuando escuche eso de Jesús, he abrazado aquel niño, mezclado mi perfume con la cerveza de él, y he dado aquel abrazo como Jesús iba dar en aquel que se acercase de él. Y cuando aquel niño termino aquel abrazo allí y ha sonreído, y él me dijo: ¿yo puedo quitar una foto con el señor?, yo dije: ¡sí!, él dijo entonces: vamos sacar una foto, y he preguntado: pero, ¿por que tu quieres sacar foto con el padre? Él me dijo: mi mujer es católica, y ella no quiere que yo venga al estadio de futbol, ahora él va ver un padre que viene al estadio y no va más quejarse que yo venga al estadio de futbol. ¡Ah, muy inteligente!

Pero, ¿por que estoy trayendo eso? Mi hermano, mi hermana, para decir lo que el evangelio dijo: Dios no quiere que nadie se pierda, pero que todos lleguen a la salvación, y aquel niño en aquel abrazo del propio señor fue encontrado por Dios, que Dios te encuentre también en el día de hoy.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!