“Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía” (Jn 13, 16).
El Maestro Jesús nos enseña a sernos siervos como Él es siervo. “Vas ser feliz si practicar lo que yo vos enseño”. Vamos ser felices, si ponemos en practica en nuestra vida lo que el Maestro nos enseña. Él nos enseña a cada día a servir y, como sentido único de la vida, nos pone a servir los demás.
Todo eso esta ocurriendo después que Él mismo lavo los pies de Sus discípulos. Jesús no solo hablo, Él practico y vivió para servir. El gesto de lavar los pies de los Suyos mostro como Él no vino para esta vida para buscar gloria y exaltación. Él siguió el camino de la humillación, del rechazo y sirvió a toda humana criatura. El sentido de la vida es servir, y como necesitamos redescubrir el sentido del servir, del donarse para que nuestra vida tenga sentido. El servir es donar y el sentido de donar es entregarse para hacer el bien al otro, para que el otro tenga vida.
Miro para las personas que sirven de buena voluntad, en aquello que hacen; tu puedes hacer tu servicio como un empleado o como un siervo. El empleado es aquel que cumple ordenes, el siervo es aquel que, por amor, se dona en aquello que hace. Sé que, muchas veces, la persona no es reconocida por aquello que hace, pero quiero que tenga sentido aquello que tu realiza.
El servir es donar; y el sentido de donar es entregarse para hacer el bien al otro, para que el otro tenga vida
Yo puedo ser un sacerdote que haga eso como oficio, como empleo, pero estaré preocupado con lo que voy ganar, con lo que voy recibir, con aquello que las personas van reconocer. Eso no es un empleo, es mi oficio de vida, mi servicio, mi donación para la humanidad, mi donación por amor, es mi oblación de vida. Por eso, encuentro sentido en lo que hago, porque me dono y me entrego para servir.
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Solo va tener sentido ser madre, ser esposa, ser padre, ser trabajador, si tu eres un siervo por amor, si tu realmente donas en lo que haces, no para ser recompensado, aplaudido, reconocido, pero porque es un oficio de vida, es una oblación de su existencia, es una entrega para dar sentido a la vida del otro.
Incluso en medio a los disgustos que experimentamos en el servir, en la falta de reconocimiento, la dureza, el poco salario, reconsideramos todo eso por un sentido mayor, el sentido de donarse para dar vida al otro, para dar significado al otro.
Nuestra vida encuentra razón y sentido de ser cuando encontramos razón y sentido en servir y donarse. Donase por amor, se entrega por amor en lo que hace y tu vida tendrá sentido, pues tu no vas quedar frustrados, iludido, engañado y decepcionado en lo que realizas.
¡Dios te bendiga!
