16 Dec 2017

Encontremos en el sufrimiento la bendición de Dios

Cuando el sufrimiento llama a nuestra puerta, Dios va adelante para decir que esta sufriendo con nosotros

“Y estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de hombres” (Mt 17, 22).

Los judíos esperaban la vuelta de Elías; él era un profeta muy reconocido en el Antiguo Testamento, era el mayor de los profetas por todo lo que él significo en la profecía de Israel, em la enseñanza de la voluntad de Dios, por la por la vida austera que llevo, por la amistad y intimidad que tenía com el Señor.

La creencia era que Elías debería volver, pero no entendieron la lógica divina. No, es que Elías se encarnara nuevamente para hacerse presente, pero el “espíritu” de Elías. Lo que él trajo como ardor de la presencia de Dios, en medio del pueblo, vino la figura, de Juan Bautista.

Juan Bautista representó Elías para el pueblo, pero él no lo reconocieron, no es que Juan fuera el Elías encarnado, pero los valores de él estaban presentes en la vida de Juan bautista.

Muchos fueron al encuentro de Juan y se dejaron bautizar por él, acoger sus palabras, además, muchos se burlaron, despreciaran Juan, vieran en él un loco o algo parecido.

Jesús esta diciendo: “Sí como hicieran con Juan, además de no reconocer como una señal profética, lo despreciaron, del mismo modo harán con el Hijo del Hombre”. El Hijo del Hombre va ser maltratado, no va ser reconocido, y sabemos que Él, después de todo eso, aún va ser crucificado y muerto por los hombres.

El desprecio es la falta de reconocimiento, despreciar quiere decir no acoger, es, sobre todo, expulsar aquella presencia sagrada del medio de nuestras vidas.

No podemos despreciar la presencia de Dios de nuestro medio, no hagamos eso de ninguna forma. Sabemos que, si no hacemos eso de forma directa, nosotros lo hacemos por la indiferencia, por el poco caso, no reconocemos donde Dios se hace presente en nuestro medio.

Yo podría citar la Palabra de Dios, los sacramentos, pero existen visitas de Dios a nuestro medio que son ignoradas y despreciadas, sobre todo, cuando se manifiesta en la persona del prójimo. No existe visita más cerca de Dios en nuestro medio, que la visita de Él por medio del sufrimiento y de los sufridores.

No quiere decir que Dios nos quiere sufrir, además, cuando el sufrimiento llama a nuestra puerta, Dios va adelante para decir que esta sufriendo con nosotros y que esta a nuestro lado.

Cuando encuentro una persona sufriendo, en mi casa, en familia, en la sociedad donde estamos, allí es el lugar de encontrarnos con Dios, es el lugar de acogerlo, allí esta la persona de Dios presente en nuestro medio.

No despreciemos el sufrimiento, como si él fuera una maldición, pero encontremos la bendición em el sufrimiento porque Dios habla, se hace presente, se hace compañero, solidario, se hace un com nosotros; em aquello que sufrimos y pasamos.

No mires para los que están sufriendo como desgraciados, despreciado. Mire para ellos como una señal de que, Dios habla, y esta presente en nuestro medio.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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