Pidamos a Dios que infunda en nuestro corazón la sabiduría que viene del Alto, para que nuestro corazón camine dirigido por Dios

“En cambio la sabiduría que viene de arriba es, ante todo, recta y pacífica, capaz de comprender a los demás y de aceptarlos; está llena de indulgencia y produce buenas obras” (Sant 3, 17).

Todos nosotros necesitamos de la sabiduría del Alto, todos nosotros necesitamos de la sabiduría de Dios para dirigir, gobernar, orientar e iluminar nuestros pasos. Cuando nuestro corazón no esta sumergiendo en la sabiduría que viene del Señor, estamos inmersos en nuestros problemas y situaciones humanas complicadas. La sabiduría que viene del Alto ilumina toda nuestra vida.

La astucia diabólica esta confundiendo nuestro corazón, esta generando dentro de nosotros rivalidad, maldad, envidia, competencia y todas las desordenes que se apoderan de nuestro corazón. Pongámonos en la presencia del Señor Nuestro Dios y supliquémonos la sabiduría que viene de Él, para amansar nuestro corazón, para quitar de él aquellas frivolidades, los sentimientos negativos, los sentimientos que nos ponen unos contra los otros.

Miremos para una persona y ya creemos que ella es un peligro o un adversario nuestro. Si alguien dice algo y nos contradice, nuestro corazón rápidamente queda herido, entonces, queremos pagar con la misma moneda, hacer el mal que viene del otro.

La sabiduría de Dios no se mezcla con el mal, no se deja contaminar por el mal que viene de fuera. La gran sabiduría es mantener el corazón puro, pacifico y sereno ante la presencia del Señor Nuestro Dios.

Tendremos más salud, vitalidad y paz interior (el bien más necesario para nuestra vida y para nuestra alma). Queremos pedir a Dios que infunda en nuestro corazón la sabiduría que viene del Alto, la sabiduría que es don y fruto del Espíritu Santo para que nuestro corazón camine iluminado y dirigido por Dios. Queremos que el Espíritu de Dios venga en nuestra ayuda para que en todo podamos hacer la voluntad del Señor.

¡Dios te bendiga!