29 May 2021

Sometámonos a la autoridad de Jesús

“¿Con qué derecho has actuado de esa forma? ¿Quién te ha autorizado a hacer lo que haces?” (Mc 11, 28).

Jesús y Sus discípulos están de nuevo en Jerusalén, y fue caminando en el templo que los sumos sacerdotes, los maestros de la Ley, los ancianos, los grandes, los principales responsables por la región judaica se acercaron de Jesús para cuestionarlo, para interrogarlo, para saber de donde venía la autoridad de Él.

¿Y que autoridad tenía Jesús? Autoridad sobre los espíritus impuros, sobre el maligno; la autoridad evangélica, la autoridad de sanar, de bendecir y libertar. La autoridad del amor, del testimonio, la autoridad que faltaba para muchos lideres religiosos, muchos de ellos corrompidos por el amor al dinero, por sus propios intereses, muchos de ellos perdidos. Y Jesús daba la gracia del pueblo reencontrase con Dios por Su poder y por Su autoridad. Los jefes tenían la autoridad del autoritarismo, pero la autoridad moral solo quien nos da es quien tiene una vida de testimonio, alguien que tiene vivencia, intimidad con Dios, que tiene humildad para someterse a Él.

Si queremos conocer la verdad, necesitamos someternos a la autoridad de Jesús, porque la autoridad de Él viene de Dios

Por eso estaban cuestionando de donde venía la autoridad de Jesús. Él, en Su humildad y simplicidad, respondió la pregunta de ellos con otra pregunta: “¿El bautismo de Juan venía de los hombres o del cielo?”. El pueblo tenía gran amor y estima por Juan y por los religiosos; los jefes religiosos sabían que no podían responder de cualquier forma o dar cualquier respuesta, porque si responden que venía de los hombres, serán desacreditados, más de lo que ya eran por el pueblo. Pero si responden que venía de Dios, ¿por qué ellos no seguían? Ya que era de Dios, ¿por qué no seguían lo que Juan oriento, formo y dijo?

“Si ustedes no saben de donde viene la autoridad de Juan Bautista, también no puedo decir a ustedes de donde viene mi autoridad. Porque, en verdad, si ustedes quieren conocerme, busquen conocer la verdad” (Mc 11, 33). La verdad no está en la curiosidad o en la ironía con que ellos querían tratar la realidad.

Si queremos conocer la verdad, necesitamos someternos a la autoridad de Jesús, porque la autoridad de Él viene de Dios. La autoridad que Dios da a Jesús es la misma autoridad que Dios quiere dar a nosotros también para que vivamos una vida coherente, testimoniando el amor de Él que esta en nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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