05 Feb 2020

Sin fe no logramos milagros

“Y no pudo hacer allí ningún milagro. Tan sólo sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos. Jesús se admiraba de cómo se negaban a creer. Jesús recorría todos los pueblos de los alrededores enseñando” (Mc 6, 5-6)

Estando allí en Nazareth, Jesús prácticamente no puede hacer ningún milagro. Dejame decir a ti que el gran milagro de la vida es la fe, porque sin fe no logramos milagros, no vemos vidas transformadas ni corazones renovados; sin la fe el mal no sale de nosotros, sin ella no vencemos los obstáculos, no saltamos las montañas, no superamos las propias adversidades ni contemplamos la acción de Dios en nuestra vida.

Por eso, no basta reconocer Jesús, no basta haber visto, no basta estar en la presencia de Él, porque sus parientes, sus paisano, sus conciudadanos, aquellos que han visto a Él crecer, que estaban con Él, no pusieron fe en Él, no dejaran la fe operar milagros en la vida de ellos.

Jesús quiere hacer un milagro en nuestra vida a cada día

Jesús quiere hacer milagro a cada día en nuestra vida, y el milagro esta aquí, el milagro de la vida, de la bendición y de la restauración, el milagro de permanecer en pie cuando todo nos sopla para estar postrados, enfermos y caídos.

Lo que nosotros no podemos es perder nuestra fe, lo que nosotros no podemos es quitar de Jesú nuestra mirada, porque si Él admiro de a falta de fe que había en ellos, causa sorpresa Jesús estar en nuestro medio, nosotros comulgamos, hablamos de Él, predicamos Jesús, nosotros estamos con la Palabra de Él, pero no tenemos fe en Él.

¡No! No es simplemente la fe creer. Sabemos que Él es Jesús, el Hijo de Dios, pero me refiero a la fe carismática, donde nosotros ponemos enteros en Él y en Él confiamos, en Él creemos.

Fe es aquella que nos lleva a vivir en el mundo, donde todo va al contrario, pero no quitamos de Él nuestra confianza, porque sabemos a quien servimos, para quien miramos. Por eso, mis hermanos, vivamos la fe, alimentemos nuestra fe con la Palabra, con Eucaristía, con la entrega y oración, porque el justo vive de la fe.

El hombre y la mujer de Dios viven de la fe aún que sufran todas las consecuencias de un mundo que no tiene fe, porque es ella que nos mantiene de pie junto al corazón de Dios.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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