02 Aug 2018

Necesitamos separar los peces buenos de los que están estropeados

Se acumulamos muchos peces viejos y estropeados dentro de nuestro corazón, él no va aguantar vivir así

“Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: una red que se ha echado al mar y que recoge peces de todas clases. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan, escogen los peces buenos, los echan en canastos y tiran los que no sirven” (Mt 13, 47-18).

El “mar” mencionado en el Evangelio es nuestro corazón. Él es un verdadero mar, dentro de él hay muchas cosas bellas y preciosas, pero dentro de nosotros hay también muchas cosas viejas y estropeadas que no sirven para nada. Así como nosotros necesitamos pescar para vivir, necesitamos pescar dentro de nuestro corazón para que tengamos vida.

Hay una cosa importante en esta parábola de hoy: si, al final de los tiempos, Dios va separar de vez los peces buenos de los estropeados y no sirven para más nada, necesitamos prepararnos para ese fin. El fin de los tiempos es el fin de nuestra vida, y no podemos dejar nuestra vida llegue al fin sin cuidar de ese mar que es nuestro corazón.

Tire las redes, todos los días, sobre tu corazón, pero tira con mucho amor, para tirar todo lo que tiene dentro, porque, gracias a Dios, tenemos mucha cosa buena, tenemos bondad, generosidad, virtudes, valores y mucho amor de Dios. Además, existen muchos peces viejos y estropeados que están corroyendo nuestro corazón. Tiremos en la basura todo aquello que no sirve, separemos lo que es malo de lo que es bueno.

El mejor camino se llama: examen de consciencia. Examine, todos los días, su conciencia. Ese es el gran momento de lanzar la rede sobre nuestro corazón. No dejemos para hacer el examen de conciencia solo cuando vamos confesar o cuando sea el tiempo de Cuaresma. Tenemos vida los días, y todos los días necesitamos cuidar de nuestra mente y de nuestro corazón. Tenemos una vida muy corrida y agitada, pasamos por muchas situaciones, vamos acumulando mucho polvo a lo largo del camino.

¿No necesitamos tirar, todos los días, el polvo del cuerpo? ¿No necesitamos lavarnos de las impurezas que acumulamos durante el día de trabajo? De la misma forma, necesitamos lavar nuestra conciencia, purificar nuestro corazón, tirar las cosas estropeadas que acabaron entrando en nosotros. Si acumulamos mucha basura en el cuerpo, nadie va aguantar nuestro olor, ni mismo nosotros. Si acumulamos muchos peces viejos y estropeados dentro de nuestro corazón, él no va aguantar vivir así.

Necesitamos, todos los días, lanzar las redes para tirar separar los peces buenos de aquellos que están estropeados.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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