29 Oct 2021

Ofrezcamos un culto agradable al corazón de Dios

“Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió” (Lc 14, 4).

Estamos contemplando, más una vez, la acción misericordiosa, bondadosa y amorosa de Jesús. Él coge aquellos que están sufriendo, que están siendo ignorados. Porque el sufrimiento tiene dos caras: es el sufrir por la enfermedad, por aquello que el mal provoca en la persona; y el sufrir por ser despreciado, ignorado, sin importancia, ser mirado como si fuera castigado.

Piensa en este hombre hidrópico, hace cuanto tiempo ese hijo de Dios sufre, pero sufre no solo por el mal de la hidropesía, que lo deja tan limitado, él sufre, especialmente, con los limites que los hombres – incluso los hombres religiosos – crían para él.

Que Dios nos enseñe el culto que agrada a Él, y el culto que agrada a Él es amarlo

Jesús ve la persona humana sufriendo e ignora; incluso lo que para algunos es sagrado, porque no había nada más sagrado para la mentalidad judaica farisaica de lo que el sábado: no puede hacer nada en día de sábado, el sábado es solo para el culto a Dios. ¡Que culto más hipócrita! ¡Que culto más mediocre! Me Disculpe, pero nosotros, muchas veces, prestamos a Dios un culto mediocre, nosotros incluso lloramos y exclamamos. Cuanta gente viendo ángeles, viendo santos, viendo señales en todo que es lugar, pero no ve el sufrimiento del otro, no ve la miseria del otro, no ve el otro que esta a tu lado pasando la más diversas necesidades.

¡Que culto más hipócrita! Es de este culto que Jesús esta se referindo a los Suyos, incluso a los fariseos, los más religiosos de Su época porque ellos se preocupaban mucho con el culto, con el cuidado por lo que era sagrado, pero en un día de sábado (y no es la primera vez), muchas veces Jesús hace eso y, por causa de eso, van condenar a Él, porque Él eleva el ser humano a su categoria de un ser sagrado, aquel que de hecho es imagen y semejanza de Dios.

A veces, prestamos un culto tan elevado a Dios y humillamos la persona del hermano y del prójimo. A veces, cuidamos mucho del incenso del altar e ignoramos el sufrimiento del otro que esta de nuestro lado.

Dios nos cure de la hipocresía religiosa, Dios nos cure de la mediocridad religiosa, Dios nos cure de esta visión egoísta porque Jesús mismo esta diciendo: “¿Si alguno de vosotros tiene hijo o un buey que cayó en un pozo, no va en el día de sábado cuidar de él?”. ¿No vas quedar desesperado si un hijo tuyo pasa por cualquier aflicción? Si la persona se desespera incluso si el buey esta mal, si la vaca, si el cerdo (quien cuida de eso). Quedas desesperado si el buey esta mal, pero tu no te inquietas con quien sufre, con quien pasa hambre, con quien pasa necesidad, por quien pasa aflicción, por quien esta sufriendo.

Que Dios nos enseñe el culto que agrada a Él, y el culto que grada a Él es amar, servir a Él, pero salir del culto para cuidar del hermano que esta sufriendo.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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