07 Jun 2021

El autor de la verdadera felicidad es Dios

“Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5, 3).

Las bienaventuranzas que el Evangelio nos presenta deben hacer parte, por encima de todo de nuestras metas de vida, porque el anhelo del corazón humano es la felicidad.

Dios quiere nuestra felicidad. A veces veo personas predicando la tristeza, predicando en nombre de Dios. ¿Tenemos que someternos a la tristeza? ¡No! No se someta a la tristeza, porque ella no viene de Dios, y ella mata. Dios quiere que seamos felices, pero el sentido de la felicidad para Él no es el sentido humano y mundano.

El sentido de felicidad es de Aquel que es el Autor de la verdadera felicidad: Dios. Por eso, los valores evangélicos, muchas veces, contraponen a los valores humanos, porque el primer valor evangélico es el desprendimiento.

Aprendemos, en el mundo en que estamos, apegarnos, a tener y poseer cada vez más. Toda persona que es apegada a bienes y persona e sufrida y herida, no encuentra el sentido de ser feliz. Aquí, no es una cuestión de tener o no bienes la cuestión es donde ponemos nuestro corazón.

Feliz es aquel que trae la verdadera felicidad que esta en la paz, en la unión y en la concordia

No hay felicidad en la ambición, en la avaricia, en la codicia, no hay felicidad en tener por tener, y cada vez querer tener más. Experimente la felicidad de un corazón que sabe compartir, dividir y cuidar. Experimente ser feliz y bienaventurado teniendo un corazón desprendido y pobre.

Si tu vienes a tener todos los bienes de este mundo, no te apegues a ninguno de ellos. Sé que la persona se siente la más feliz del mundo porque ha adquirido la casa, consiguió aquel coche. Todo eso es pasajero, por eso cuide luche para tener, no pongas en tu corazón “tener”, porque él pasa. Ahora, lo que nosotros somos, seremos para siempre. La felicidad esta en desprenderse.

Bienaventurados y felices quien pasa por aflicciones, porque Dios consuela e corazón afligido. Generalmente, quien pasa aflicción es por causa del bien, de la justicia, de la verdad y el consuelo de su aflicción es el corazón de Dios.

Bienaventurados todos aquellos que ejercen misericordia para con los demás. Como es feliz el corazón que sabe ser misericordioso, porque triste es el corazón que tiene maldad, rencor; triste es el corazón que vive del rencor y del resentimiento, pero el corazón que se llena de amor se desdobla en misericordia para con el otro.

Es feliz quien sabe promover la paz, porque en el mundo donde se multiplica se dilaceran las discordias, las divisiones, las falta de unión; donde las personas están peleando por todo, feliz es aquel que trae la verdadera felicidad que esta en la paz, en la unión y en la concordia.

Quien tiene un corazón pacifico tiene un corazón puro, y los puro viene a Dios. Aquí es una pureza tener un corazón que no se mezcla, no se contamina, no ve maldad, no la promueve ni es movido por ella. ¡Que belleza acercarse de los corazones puros, que son llenos de intenciones purificadas en el corazón de Dios! Los corazones purificados no solo traen Dios para nosotros, pero nos llevan para cerca de Él.

Dios nos quiere felices y nos presenta el programa de la felicidad que se llama: bienaventuranzas.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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