“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ¡Dichosos los ojos de ustedes, que ven!; ¡dichosos los oídos de ustedes, que oyen! Yo se lo digo: muchos profetas y muchas personas santas ansiaron ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron; desearon oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron” (Mt 13, 16-17).
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Mis hermanos y mis hermanas, hoy celebramos una fiesta muy especial, una homenaje. Celebramos los abuelos de Jesús: San Joaquin y Sant’Ana.
Incluso el Hijo de Dios ha vivido la experiencia de ser encarnar en la historia de dos seres humanos: un hombre y una mujer simples, más abiertos y acogedores. Fueron buenos educadores, especialmente, educadores en la fe.
La Virgen María fue muy bien educada por sus padres, San Joaquín y Sant’Ana. Tanto que nosotros vemos, en las Escrituras, características de una niña cortés, pulido en las palabras, respetuosa, puro, honrada, una niña de caridad, atenta a las necesidades del otro, religiosa, fiel a Dios. Pero también en el aspecto humano: determinada, valiente, decidida, perseverantes, astuta, reveladora, atenta y humilde. Son todas estas características de la Virgen María que los Evangelios nos apuntan, que fueron seguramente la herencia de sus padres. Y hoy nosotros celebramos los abuelos de Jesús.
Te invito alabar a Dios por tus raíces, por tu árbol genealógica, trayendo a la presencia de Dios a tus abuelos
¡Cuanta cosa los abuelos de Jesús enseñaran, sea para la Virgen María, pero también para Jesús! Los Evangelios no narran – tenemos eso viniendo de la tradición católica – , pero, posiblemente, Jesús conoció y convivio con sus abuelos. Porque la Virgen María, cuando quedo embarazada de Jesús, era muy joven, seguramente Ella aún tenía sus padres. Seguramente, el abuelo Joaquin y la abuela Ana dieron muchos consejos para el Hijo de Dios. ¡Que linda experiencia!
Y hoy nosotros vamos hacer un elogio para aquellos hombres y mujeres de nuestra historia, que han visto y escucharon muchas cosas, que tuvieran una gran experiencia de vida. Los pelos blancos y las arrugas son las señales de esta linda experiencia de vida. Hay aquellas arrugas que nos dan la obligación de reverenciar con mucho respeto y mucho amor toda la lucha que enfrentaran para educar nuestros padres y transmitir muchos valores.
¡Hoy, podemos también construir una herencia espiritual para las futuras generaciones; el abuelo y la abuela no pueden desaparecer de la sociedad, ellos necesitan permanecer!
Por eso, hoy, te invito a dar gracias a Dios por las raíces, por su árbol genealógica, trayendo la presencia de Dios tus abuelos, aquellos que fueron instrumentos para educar y cuidar de la vida de tus padres, para que nosotros pudiésemos también existir en este mundo, y hoy poder aprender muchas cosas, poder ser de Dios, gracias al testimonio de estas personas.
¡Reza, hoy, por tus abuelos! Si tu no los tiene en esta vida, pero si están en la vida eterna, haga también tu oración de alabanza a Dios y gracia por estas personas.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
