15 Jan 2023

Haga tu experiencia del encuentro con el Señor

“Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios” (João 1,32.34).

Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:

Mira, mis hermanos y mis hermanas, en este domingo, la Palabra del Señor nos presenta ese testimonio de Juan Bautista. El termino griego que aparece aquí en el Evangelio – “Yo ví” — significa una mirada de contemplación; no es solo una mirada, pero es la contemplación de un misterio, es el encuentro con alguien que significa mucho.

Juan Bautista no vio a cualquier persona, él vio un evento de Dios, una teofania, una manifestación de Dios. Él ha constatado un hecho: el Espíritu ha venido sobre Jesús.

La fe también pasa por la constatación de un hecho; la experiencia de fe es así. Pero, después, Juan ha dado sentido para aquel hecho que ha visto: “Yo ví y doy testimonio”. Juan no ha quedado con aquella experiencia solo de una forma, tocando aquel hecho de una forma palpable, pero Juan dio un sentido, él interpreto aquel hecho y trajo aquella realidad para también compartir con cada uno de nosotros.

Y s así, mis hermanos, la experiencia de Dios no es algo listo, no es algo fijo, pero es algo que necesita ser buscado, es algo que necesita ser encontrado, contemplado y, por fin, asimilado. Cuantas veces hacemos muchas experiencias de Dios, pero no asimilamos aquellas experiencias, perdemos en el tiempo una experiencia que transformo nuestra vida, que tocó nuestro corazón.

El testimonio, seguramente, arrastra muchos corazones para la misma experiencia con el Señor

Entonces, la Palabra de Dios, hoy, nos invita a asimilar las experiencias de Dios que hacemos, a transformarla en vida y en testimonio. Porque, después, esta experiencia que hacemos de Dios puede y debe ser transmitida. Todos nosotros recibimos, por vocación bautismal, el llamamiento para transmitir la experiencia de fe. Es lo que nosotros llamamos, por ejemplo, de adoctrinación — termino que debe ser bastante purificado, porque, a lo largo de la historia, él fue muy confundido con opresión, con situaciones en que las personas perdían su libertad. Pero vamos entenderla bien…

Doctrinar alguien no es solo decir: “Es así y listo”, pero es ayudar las personas a fijaren el misterio y escucharen de él sus indicaciones, para donde ese misterio dirige; s hacer con que las personas experimenten una Persona; es hacer con que todos experimenten un evento salvífico, que es Nuestro Señor Jesucristo.

Por supuesto que esta adoctrinación, después, va tener su dimensión pedagógica, va tener su dimensión didáctica, porque nuestra fe es compuesta, es constituida de elementos de fe que se establecen, que se establecerán a lo largo de la historia, pero la adoctrinación comienza apartir de una experiencia, de una persona.

La experiencia cristiana es, basada, indicativa. Jesús dijo: “Ven y ved, haga tu experiencia conmigo, haga tu experiencia de amor conmigo, y voy transformar tu vida”. después, el testimonio, seguramente, va arrastrar muchos corazones para la misma experiencia con el Señor.

Pidamos a Él la gracia de experimentar a Él en profundidad, de vivir profundamente el misterio del encuentro con Jesús y, después, transmitirlos a la personas.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

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