“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí”. (Jn 10, 11-14).

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Mis hermanos y mis hermanas, en el Evangelio de hoy, por cinco veces Jesús repite: “Yo doy la vida”. El Padre ha leído una síntesis, pero si tu lees el texto por entero, por cinco veces, Jesús hace la expresión de este “dar la vida”, por eso Él es el Buen Pastor.

En realidad, la traducción no es ni “bueno”, es “bello”, es Kalos del griego, que quiere decir “más que bueno, es bello, es noble. Él es ese Pastor que cuida de Sus ovejas. Y si Jesús ama en la libertad, el discípulo también va ser marcado por la libertad.

Las ovejas son marcadas por la libertad, aún de estar en el redil de Cristo, eso no significa que ellas pierden su libertad, que sean sofocadas y obligadas a obedecer los mandamientos. Por el contrario, el redil de Jesús es un redil de puertas abiertas. Es justamente porque la puerta es Cristo. En el mismo Evangelio de San Juan, Él nos habla: “Yo Soy la puerta”, y Jesús ha venido para traernos la verdadera libertad. Entonces, estar en el redil de Cristo, pertenece a Cristo tocar en esta libertad.

Estamos cerca del Señor, estamos cerca de Él, pero porque aparentemente fuimos cogidos por el corazón y no por la razón. Nuestro Señor nos ha dado la gracia de tocar en esta verdadera libertad que la persona humana necesita vivir.

Y una otra cosa, es que Jesús rompa la lógica de la indiferencia y establece aquella lógica de — “Me importo, tu eres importante”. Él es Buen Pastor porque cada oveja para Él cuenta mucho; Él nos conoce por el nombre y sabe de nuestras realidades.

Cerca de Jesús nuestro corazón es calentado por Su amor de Buen Pastor

En el mundo de hoy, marcado por la indiferencia, Jesús llega con Su discurso, Él llega con Su identidad de Buen Pastor para decir para mí y para ti: “¡Tu eres importante! ¡Eres de extrema importancia! ¡Tu cuentas mucho para nosotros!”.

Y ese amor profundo de Jesús acabe, consecuentemente, revelando quién son los mercenários. Podemos entender mercenarios, aquí, como aquella experiencia de amor con interés, personas que están cerca de nosotros debido una función que ejercemos o debido de nuestro dinero, y por muchos otros motivos.

El amor de Jesús acaba revelando cuales son las otras formas de amor que se diferencian del amor genuino de Él, aquel amor que es gratuito, el amor desinteresado.

Y también en el contexto de la pasaje de hoy, aparecen también los lobos que, a veces, son aquellos momentos de purificación de nuestras relaciones, aquellos momentos en que la salud se va y la persona permanece de tu lado, como es, por ejemplo, una promesa dentro del sacramento del matrimonio: en la salud, pero también en el momento de la enfermedad.

Relacionamiento purificados: cuando desaparece, por ejemplo, el dinero y la persona tal vez estuviese cerca de ti solo por interés financiero. Purificación de relación cuando nosotros equivocamos, cuando caemos, cuando experimentamos nuestra debilidad, y aún así la persona permanece de tu lado.

Entonces, experimentar ese amor de Jesús nos da conciencia de sernos ovejas, y debemos admitir que nosotros necesitamos de la protección de Jesús, porque cerca de Él nuestro corazón es caliente por Su amor del Buen Pastor, y nosotros también vamos distinguir todas las realidades donde no existe amor verdadero y genuino. ¡Jesús es el Buen Pastor!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!