05 Mar 2018

Dios va al encuentro de aquel que quiere ser sanado

Dios habita y vive en el corazón sanado y restaurado por Su Misericordia

“Y en el tiempo del profeta Elíseo, había muchos leprosos en Israel. Sin embargo, ninguno de ellos fue sanado, pero sin Naaman, el sirio” (Lc 4, 24-30).

Dios va al encuentro de los corazones que se abren para Su amor y para Su misericordia. Tal vez alguien pueda pensar que Dios es selectivo y que selecciona los mejores; y las personas que están en la Iglesia pueden pensar que sean mejores que los demás. Cuando eso no es verdad, Dios elige los peores (humanamente hablando), desde que, el corazón se arda y se abra para que Dios viva en el.

Es en el corazón pobre y humilde que Dios habita, en aquel corazón que esta despojado. Dios no distingue entre católico y no católico; entre quien va a Misa todo domingo y quien no va; o aún, ese aquí hace todo lo que yo quiero y aquel no. El corazón que Dios habita es el corazón que tiene espacio para Su amor y para Él habitar, hablar y vivir, porque, hasta nosotros que caminamos en Dios, que trabajamos en el Reino de Dios, muchas veces estamos llenos de ocupaciones, conceptos, planos, y no hay espacio para Dios quedar en nuestro corazón, no hay lugar para Él transitar.

Cuando Jesús dice que ningún profeta es bien recibido en su patria, que el hijo no es bien recibido en su casa, o aún, cuando la Palabra de Él no es bien recibida en su Iglesia, es porque estamos allá, pero no tiene espacio en nosotros, en nuestro corazón para la Palabra de Él entrar.

Pensamos: “Yo no conocía esta palabra, sé lo que el padre va decir, estoy en la Iglesia hace veinte años (…), no tiene nada de nuevo para Dios hacer y transformar”. Digo a ti que tiene sí, pero no tiene espacio, no tiene lugar.

Entre tantas viudas en Israel, el pueblo escogido, no fue para ninguna de aquellas que Elías fue enviado. Él fue enviado a la viuda de Sarepta, en la Sidonia, porque, en el corazón de aquella pobre y rechazada mujer había lugar para Dios habitar; y entre tantos leprosos que habían en Israel, ningún sanado, pero Naama que era sirio, en él Dios encontró un lugar y una morada.

Donde quiere que estés, en la Iglesia, fuera de ella, el importante es saber que Dios necesita encontrar espacio y lugar para Él habitar, vivir y estar junto y hacerse presente. Para que Él entra y haga la diferencia en nuestra vida.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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