En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien. Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el cielo” (Mateus 6,1).

Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:

Mira, mis hermanos y hermanas, todos nosotros buscamos una forma de reconocimiento. Eso no estoy hablando de vanidad, nosotros no tocamos en el concepto de vanidad, de querer aparecer o querer reconocimiento de las personas. Estamos hablando de una necesidad humana, una necesidad humana que nosotros tenemos de sentirnos vivos en este mundo, que alguien nos observe, ¿no es verdad?

Es muy malo cuando tu, por ejemplo, estas caminando por la calle, tu pasas por alguien, no recibes ni un ‘hola’, no un ‘buen día’, cuando la persona te trata como si tu no existiera. ¡Es horrible! Y cuantas cosas nosotros vivimos así dentro de nuestras casas, cuanta indiferencia en nuestros ambientes de trabajo, en la facultad. Muchas veces, nosotros estamos relacionándonos, pero como si el otro no existiera. ¡Eso es terrible!

Entonces, nosotros tenemos una necesidad humana de ser notado en este mundo, de sentirnos vivos. Pero recordamos que solo Dios sabe ver y preocuparse con lo que esta oculto, no con lo que aparece. Nosotros tenemos esta, muchas veces, necesidad de, de la exterioridad, de mostrar lo que nosotros somos, nuestros talentos para las personas, pero vamos entender que, para Dios, el importante es lo que esta dentro de tu corazón porque Dios ve lo que esta oculto. Y Dios, que ve el oculto – habla la Palabra: nos dará Su recompensa.

Entonces, vamos seguir nuestro camino – por supuesto, lidiando muy bien con nuestra humanidad, pero sabiendo que el Padre del Cielo que ve lo que esta oculto, va dar para nosotros lo que merecemos.

Para Dios el importante es lo que esta dentro de tu corazón, porque Él ve lo que esta oculto

Lee más: 
.:El Señor esta cerca del corazón atribulado
.:Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

A veces, el aplauso, es solo una forma, un atestado de que nosotros estamos vivos y, hoy, con el avanzo de la tecnología, nosotros podemos caer en esta trampa de pensar que nuestra vida sea eses aplausos. En las redes sociales, tu imaginas que tu existencia en el mundo dependa de los likes, de las visualizaciones, de un vídeo que tu posta o un comentario que alguien hace en un video tuyo; el numero de seguidores que tu tienes. ¡Cuidado!

Las redes sociales ellas es una bendición de Dios en nuestra vida, ¿no lo es? Por ejemplo, esta homilía llega a muchas personas y a muchos corazones a partir, por medio de las redes sociales, pero cuidado, no vamos amarrar nuestro corazón a estas realidades porque ellas pueden ser muy engañadoras y muy nocivas.

El amor verdadero, no lo es… las acciones cuentan mucho más que los sentimientos. Son aquellas realidades que, a veces, ocurren silenciosamente, aquellas acciones, por ejemplo, de la limosna, de la oración, de la practica de ayuno, de la espiritualidad que se dan en el silencio, en el oculto, pero que cuentan mucho.

¿El amor que vivo hoy es un amor de apariencia o es un amor de pertenecer? El amor de apariencia es cuando necesito de estas confirmaciones, del reconocimiento, cuando necesito de retribución de alguien por algo que hice, pero el amor de pertenezca, el bien del otro esta arriba de todo, el otro esta en primer lugar, elogiar el otro es más importante, favorecer con que el otro sea reconocido es más importante. Es ese tipo de amor que la Palabra de Dios esta nos llamando.

Entonces, que la practica del ayuno, de la limosna, de la caridad sirva para fortificar nuestro corazón, para que Dios, que ve lo que esta en el oculto, pueda darnos a la justa recompensa. Y el aplauso de Dios es mejor que el aplauso de los hombres.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!