19 Dec 2017

Depositemos en el Señor nuestra confianza

Si nuestra confianza y nuestra esperanza están en el Señor, no tengamos miedo, porque, Él viene cuidar de nosotros

“Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Angel le dijo: No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan” (Lucas 1, 12-13).

En la preparación más cercana para la Navidad del Señor, la Liturgia trae, hoy, las imagenes de Zacarías y de su esposa Isabel. La pareja temerosa, fiel y obediente a Dios, tenía en Él toda esperanza y confianza del corazón. Ya en edad avanzada, ellos servían a Dios día y noche. No tenían hijos, porque Isabel era estéril y, además de todo, su edad estaba avanzada, pero ellos hacían la suplica a Dios de que deseaban generar la vida.

Con confianza, simplicidad y humildad, sin ninguna ansiedad y prisa, ellos sabían que podían servir a Dios de cualquier forma y por eso se pusieron a disposición del Señor.

Me gustaría decirte para las parejas, para las mujeres que quieren quedar embarazadas y, muchas veces, no logran: antes de todo que te pongas a disposición de Dios, con toda la confianza de tu alma y de tu corazón, esperando en Él. Sin entregarse para el miedo y en la ansiedad. Deja que Dios se revele en el tiempo del agrado del corazón de Él. Cuida de tu salud, cuida de la mejor forma. Busca el embarazo si deseas; Dios te va bendecir, pero, no vale la pena entregarse al miedo, la ansiedad, la angustia o al sufrimiento. Vale la pena esperar en el Señor, porque Él nos visita sin que necesitemos esperar. Y estas son las mejores visitas.

Dios viene a nuestro encuentro, para ayudarnos a vencer los miedos de nuestro corazón. Todos nosotros tenemos miedos; tenemos miedo incluso de acercanos de Dios y de Él acercarnos a nosotros.

Toda cercanía de Dios es cuidado y ternura, es la forma de Él cuidar de nosotros. No podemos huir de la presencia de Él. Dios se acerca, pero Él no nos violenta y ni nos fuerza. Él quiere cuidar de nosotros, Él esta viniendo cuidar de la vida y del corazón de cada uno de nosotros, así como Él cuido del corazón de Zacarías e Isabel, que pusieron en Él su confianza y esperanza.

Si nuestra confianza y nuestra esperanza están en el Señor, no tengamos miedo, porque, Él viene cuidar de nosotros.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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