“Jesús mandó a sus discípulos que tuvieran lista una barca, para que toda aquella gente no lo atropellase. Pues al verlo sanar a tantos, todas las personas que sufrían de algún mal se le echaban encima para tocarlo” (Marcos 3,9-10).
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Miren, mis hermanos y mis hermanas, Jesús pide una barca. Jesús, que es la barca, sometete a buscar una barca para refugiarse. Ese es el misterio de la grandeza de Dios que se hizo pequeño, ese es el misterio de la omnipotencia de Dios que quisó necesitar de cada uno de nosotros, que quisó contar con nosotros, que quisó vivir en nuestro corazón y en nuestra vida.
El Todo entra en la parte, el Todo se hace dependender de la parte. ¡Es un misterio grandioso! Muchas veces, ese misterio necesita movernos a la conversión, movernos al reconocimiento de esta gran misericordia con que Dios nos ama todos los días.
Esta realidad de Dios, que se hace necesitado del otro, no combina con la idea que nosotros tenemos de Dios omnipotente. Buscar en la debilidad humana una ayuda, es impensable, pero Nuestro Señor hizo eso: Él pidio para providenciar para Él una barca.
La fuerza gravitacional de Jesús es la confianza que las personas depositan en Él
Quien sabe depender del otro se convierte siempre un refugio, se convierte siempre una persona en que los demás también van tener como punto de referencia. No somos autosuficiente, no vivimos solos, nuestra vida no esta en este mundo de forma aislada, pero nosotros somos hermanos y dependemos unos de los otros.
Después, la segunda parte del Evangelio, nos habla de esta fuerza gravitacional de Jesús: las personas van hasta Él, las personas se lanzan en Jesús. Es interesante que ese gesto que las personas realizan significa “caer en los brazos”. Miren, las personas se lanzan en los brazos de Jesús.
Tu sabes que cuando alguien se lanza en los brazos de una persona, ella esta demostrando una extrema confianza, lla esta diciendo que confía 100% en la otra persona. Y es lo que ocurre aquí. Las personas confían en Jesús, saben que de Él sale una fuerza de Dios, saben que Él es Dios y que Él puede ayudarlas.
La fuerza gravitacional de Jesús es la confianza que las personas depositan en Él y saben que pueden recurrir a Él en todo.
¿Que experiencia somos llamados a vivir hoy, no es verdad? También lanzarnos en Jesús. Tu, que estás viviendo situaciones de enfermedad, tu que estás pasando por momentos de tribulación, lánzate en los brazos de Jesús. Lánzate en Jesús la situación que tu estás viviendo hoy, de una forma muy concreta, y experimenta el cuidado del Señor, experimenta la misericordia de Él, la providencia divina que va cuidar de ti en todos los aspectos. Pidamos al Señor, hoy, esta gracia, ese don de la confianza.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
