“Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Angel lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lucas 2,27-35).

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La Liturgia de hoy celebra la fiesta de la Presentación del Señor. Cuarenta días después de Su nacimiento, el Señor es presentado en el templo. Es la fiesta de la luz, porque Jesús es presentado en el templo por José y María, y es reconocido por Simeón como la luz del mundo para iluminar las naciones, como nos habla el Evangelio de hoy.

Y al llegaren, encontraran Simeón que se alegra. Simeón se alegra por encontrar Jesús y se presenta a Él, profetizando sobre Él como la luz que ilumina las naciones y la gloria del pueblo de Israel.

Mientras nosotros podemos exponernos a esa luz que es Jesús, permitamos que Él ilumine nuestro corazón

En este día, también celebramos la fiesta de Nuestra Señora de las Candeias o Nuestra Señor de la Luz, porque es María quien presenta la luz que es Jesús al mundo. Él es, por lo tanto, la luz que ilumina el mundo, libertando de las tinieblas del pecado.

El pecado que involucra el mundo en tinieblas; ahora, Jesús puede iluminar ese mundo. Por eso que Él sera causa — como nos habla Simeón — de la caída y de levantar para muchos, porque la luz expone lo que esta oculto, la luz ilumina y revela las acciones, sean ellas buenas como también malas.

La luz revela lo que esta oculto en el corazón del hombre, y así van ser revelados los pensamientos de muchos corazones. Por eso, mis hermanos, mientras es tiempo, mientras nosotros podemos exponernos a esta luz que es Jesús, permitamos que Él ilumine nuestro corazón, tanto para que sean clareadas a las buenas acciones mientras para que las maldades que existen en el corazón puedan ser reveladas y así corregidas.

Que nosotros podamos corregir las maldades que existen en nuestro corazón, para que, en el final de nuestra vida, Jesús sea causa de levantarnos, levantarse para el cielo, y no de caída.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!