“En aquel tiempo, el Señor escogió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos delante de Él, a todas las ciudades y lugares a donde Él mismo había de ir. Les dijo: La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a la cosecha”;. (Lucas 10,1-2)

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En aquella época, y aún hoy, el Señor sigue contando con sus elegidos para continuar Su misión. Una misión llena de responsabilidades, ardua, agotadora, pero una misión bellísima. La misión de llevar el Reino de Dios a tantas personas, a tantos lugares.

Por eso no podemos olvidar estas recomendaciones del Señor para realizar su apostolado, es el apostolado del Señor. Es justo que nos alegremos por el hecho de poder cumplir tan noble misión, la misión de anunciar el Reino de Dios, que el Reino de Dios está cerca. Pero para eso el Señor cuenta con todos, sin excepción.

Eso es porque hay mucho que hacer en esta misión de evangelizar, de llevar la Buena Nueva, de hacer que la Buena Nueva llegue a todos los pueblos. Por eso nadie puede quedar al margen de este anuncio, de este mensaje transformador. Jesús cuenta con todos.

Este número 72 va a significar exactamente eso. El Señor llama a todos a Su misión, para llevar Su mensaje, ese mensaje que es capaz de transformar un pueblo bien dispuesto, de preparar un pueblo maduro para ser recogido en los graneros del cielo. Y el deseo de Dios es ver ese granero completamente lleno.

Es importante estar en unión con el Señor, conocer su Palabra

Por eso Él envía el mayor número posible de obreros para que ninguna alma se pierda, para que nadie se quede atrás. El Señor no quiere que nadie se quede atrás, que nadie quede sin ser recogido. Y ahí, mis hermanos, algo que debemos tener muy claro en el cumplimiento de este apostolado es la certeza de que quien realiza la obra es el Señor
mismo, la obra es de Él, nosotros somos los obreros.

Él es el protagonista de la salvación y no nosotros. A nosotros solo nos toca anunciar con fidelidad que su Reino está cerca. Quien abre los corazones, la fe y la conversión es el Señor.

Pero para que esto suceda, es necesario que sus obreros, nosotros que somos obreros en este Reino, estemos en completa unión con el dueño de la mies. Es importante estar en unión con el Señor, conocer su Palabra, recoger de su Palabra. El apóstol solo será eficaz si su fundamento, si el fundamento de esta misión está en la oración y en la íntima unión con el Señor.

Por eso, al llevar a cabo la misión del Señor, estemos en íntima unión con Él. Quien realiza la obra es Él. Nosotros somos los obreros.

Descienda sobre todos ustedes la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.