“Por aquel tiempo se presentó Juan Bautista y empezó a predicar en el desierto de Judea; éste era su mensaje: Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está cerca.” (Mateus 3,1-2).
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En este segundo Domingo del Adviento, en este tiempo del Adviento, tenemos una padrino espiritual especial: Juan Bautista. Porque él preparo el camino del Señor, Su venida. La primera venida fue precedida por ese gran profeta, ese gran hombre de Dios.
Mis hermanos, ese hombre surgió en el desierto de la Judea y predicaba un bautismo de conversión. Él señalo para el Cristo pero, preparando el camino para el Cristo, convoco el pueblo de Dios, invito a todos a una conversión profunda, no una conversión poco profunda, no una conversión más o menos, pero una conversión profunda para recibir el Mesías, para recibir Jesús, el Señor.
Y Juan Bautista aprovechó aquella situación en que fariseos y escribas también iban hasta él. Saduceus y fariseos iban hasta Juan Bautista para ser bautizados, solo que él ha dado cuenta que era solo un ritmo que querían pasar y no vivir una conversión, de hecho, profunda e inferior.
Busquemos una conversión profunda para recibir el Rey de los reyes en nuestra casa
Mis hermanos, en este tiempo del Adviento, nos preparando para la Navidad del Señor, nuestra conversión tiene que se profunda, la vivencia de nuestra fe necesita ser profunda.
Creo que muchos ya preparan su propósito, el árbol de Navidad y muchos adornos, pero necesitamos preparar el presepio de nuestro corazón para recibir Jesús, necesitamos preparar el árbol de nuestro corazón para recibir Jesús: “adornar”, poner los detalles, pedir la gracia al Señor de la humildad, de la alegría y del servicio.
¿Cuáles son los adornos espirituales que nosotros necesitamos tener en nuestro presepio? Hagamos un buen examen de consciencia, hagamos una revisión de nuestra vida, acojamos el llamado de Dios que viene por medio de Juan Bautista, que viene por medio de la Iglesia: preparad el camino del Señor, conviertate porque el Reino de Dios esta cerca.
¡Mis hermanos, Nuestro Señor esta nos dando el tiempo para la conversión, no perdamos tiempo!
En varios lugares, el comercio también cierra para balanceo, entrar en nosotros mismo y percibir: “Necesito cambiar aquí”, “Necesito cambiar allí”, “Necesito arreglar la casa de mi corazón para recibir Jesús”. hagamos eso, busquemos una conversión profunda para recibir el Rey de los reyes, el Señor de los señores en nuestra casa.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
