05 May 2022

Abre tu corazón para la gracia de Dios

“Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: “Todos serán instruidos por Dios”. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna” (Jn 6, 44-47).

Miren, mis hermanos y mis hermanas, existe una fuerza de atracción que supera nuestra capacidad de ir al encuentro de Dios. Antes de ponernos en Su busca, Dios busca nuestro corazón. Existe una atracción que viene de Él: la gracia de Dios que busca el corazón de cada ser humano. ¡Él nos quiere cerca de Él! Es esta fuerza de atracción que es ejercida sobre nosotros, porque Él nos quiere cerca de Su corazón y no lejanos.

Existen realidades que jamás vamos encontrar dentro de nosotros, por eso, necesitamos reconocer y pedir eso para Dios, porque solo Él puede darnos algunas cosas y es capaz de rellenar nuestro corazón. Por supuesto que, Dios provoca siempre nuestra libertad, justamente para que no nos sintamos como marionetas, dominados o anulados en nuestra capacidad también de buscar a Él. Dios nos da siempre la libertad.

Abramos nuestro corazón para que la gracia de Dios nos impulsione aún más para Su servicio y para Su Reino

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Nuestra fuerza es justamente ese movimiento de la libertad. La fuerza que está en nosotros es nuestra libertad, que se llama: capacidad de elegir. Dios nos atrae para Él, nos quiere cerca de Él, pero nuestra respuesta, nuestra libertad es la opción de también querer acercarnos de Dios. Decía Santo “Santo Agostinho”: “El Dios que nos creo sin nosotros, no nos salva sin nosotros”. Él quiere nuestra participación; Él quiere que Su fuerza y gracia actuantes en nosotros estén unidas a nuestra libertad, nuestra elección justa por Él.

¿Tu ya has imaginado que la fuerza de Dios (que es tu gracia) pero la fuerza humana (que es la capacidad de elegir) darían la salvación? Nosotros seremos salvos si unirnos nuestra libertad, nuestra elección a la fuerza que Dios, que actúa en nosotros y nos quiere cerca de Él. Por eso, hoy, abramos nuestro corazón para que la gracia de Dios, la fuerza de Dios, actuando en nosotros, nos impulsione aún más para Su servicio y para Su Reino.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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