El testimonio de San Andrés de Soveral y los Mártires Brasileños
En el Evangelio de Lucas 10,13-16, el Señor nos dirá lo siguiente:
En aquel tiempo, dijo Jesús: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran realizado los milagros que se hicieron en medio de vosotros, hace mucho tiempo habrían hecho penitencia, vistiéndose de cilicio y sentándose sobre cenizas. Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me desprecia; pero quien me rechaza, rechaza a aquel que me envió”.
La responsabilidad de quien conoce la verdad
Hoy, celebramos la memoria de San Andrés de Soveral y sus compañeros. Mártir, brasileño canonizado en el año 2017, que dio su vida con fidelidad a la fe cristiana. Es un santo brasileño, él y sus compañeros. Y esta memoria nos recuerda lo siguiente: quien a vosotros os oye, a mí me oye; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza.
Este evangelio habla de la responsabilidad, es decir, cuanto más alguien ha recibido de Dios, más ha oído, más ha visto y más ha sido amado. Mayor es también su llamado a la conversión y a la fidelidad. Aquí está el corazón del Evangelio de hoy.
A quien mucho se le dio, mucho se le pedirá. Es decir, la exigencia de aquel que conoce es la verdad. ¡Es necesaria la fidelidad, mi hermano, mi hermana! Una vida de conversión, una vida de santidad, una vida de entrega a nuestro Señor. No podemos vivir nuestra vida a medias tintas, es decir, o soy de Jesús o no soy de Jesús; o acepto a Jesús o rechazo a Jesús.
Sin término medio: una vida entregada al Evangelio
Estos hombres de Dios, que fueron mártires de la fe, entregaron su vida, es decir, permanecieron en la voluntad de Dios. No vivieron una vida de duplicidad, sino una vida entregada al Evangelio.
Lo que más vemos, en los tiempos de hoy, es esa duplicidad dentro del cristianismo, por miedo a sufrir represalias, persecuciones, prisiones. Pero, mi hermano, mi hermana, quien entrega su vida a nuestro Señor no puede ya volver atrás, es decir, aunque necesite dar la vida hasta la sangre, es necesario permanecer fiel, porque Dios es fiel.
Es necesario tener responsabilidad. Es necesario tener incluso idoneidad dentro de lo que fue tu respuesta. No estás obligado; eres libre, pero, una vez que libremente has dado tu vida a nuestro Señor, no vuelvas más atrás.
Sé fiel, como este santo mártir que nos enseña que la fidelidad abre las puertas a la eternidad.
Que San Andrés de Soveral y sus compañeros nos bendigan en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!