“Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?» Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.» Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos” (Mt 16, 13-17).
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Mis hermanos y mis hermanas, hoy es domingo, día del Señor, y con toda la Iglesia nosotros celebramos la Solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo.
San Padro y San Pablo, imágenes opuestas, rival — en el aspecto teológico y eclasial antagónicos — , son opuestos fundadores de iglesias. Una palabra sintetiza la presencia de estos dos grandes personajes: complementariedad.
Podemos hablar sobre el ministerio de estos dos y la vida apostólica de ellos siempre en el aspecto de la comunión. Porque ambos responderán con la vida la pregunta que Jesús hizo: “¿Quien soy yo”. Y ellos pudieran decir con la propia vida quien era Jesús Cristo.
Son columna con las cuales la Iglesia puede contar para mantener en el mundo como una señal de la presencia y de la acción de Jesús
Los dos, por revelación divina, tuvieran la gracia, por medio del martirio, de decir a todo el mundo, a todos los pueblos, quien es Jesús Cristo. Fueron la presencia de Cristo en la diversidad de los ministerios y de los servicios.
En las lecturas de la solemnidad de hoy, escuchamos así: “Ahora sé que realmente el Señor envió a su Angel y me libró de las manos de Herodes” (He 12, 11), dijo Pedro. “El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial.” (2Tim 4, 18), dijo Pablo. Un nos apunta lo que Dios hizo, y el otro lo que Dios va hacer. Por eso, de hecho, los dos son columna de la Iglesia, son columna con las cuales la Iglesia puede contar para mantenerse en el mundo como una señal de la presencia y de la acción de Jesús. Por eso nosotros llamamos los dos apóstoles de columnas.
Pedro tuvo la misión no solo de ser la columna, pero de ser una base, ser el fundamento, la roca sobre la cual Jesús levantó Su Iglesia (el pueblo de Dios, todos nosotros). Y Pablo tuvo la misión de replicar esta Iglesia en diferentes partes del mundo por medio de su acción misionera.
Sabemos que Pablo fue fundador de muchas iglesias, de muchas comunidades, por eso, en esta Solemnidad de hoy, tenemos dos ejemplos preciosos para aprender lo que es comunión en la diversidad, lo que es llevar Cristo al mundo en el medio de una generación que esta perdida e inmersa en las tinieblas del pecado.
Por eso, pidamos la intercesión de estos dos grandes hombres, grandes personajes de la Iglesia de Cristo, para que ellos también nos ayuden en la misión de evangelizar.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
