05 Sep 2020

La esencia de Dios es el amor y la misericordia  

“Un sábado, Jesús pasaba por campos de trigo. Sus discípulos sacaron y comieron las espigas, trillándolas con las manos ”(Lucas 6,1).

Primero, es preciso entender que el sábado en la mentalidad judaica, en la cultura, en la tradición judaica, tiene un lugar central, porque observar las leyes acima de todo es guardar el sábado. Las leyes para quien vive la radicalidad de la comprensión de la letra está sobre todas las cosas: no se puede abrir mano del sábado, no puede trabajar los sábados, no se puede, de forma alguna , realizar nada. 

Ellos entendían la ley escrita, pero no entendían el espíritu de ella. Ellos entendían que para mantener el sábado, pero no entendían el porqué mantener. Mantener en honor, al respecto, en amor al Señor nuestro Dios, pero la palabra fundamental es comprender el amor. 

El amor a este Dios no puede llevarnos a ser ciegos, estrechos de miras, rigurosos, preocupados por la letra, pero no preocupados por la esencia de la letra. 

Aquello que hacemos para Dios, en honor y amor a él, es para adentrarse en la esencia de Él. Entonces yo cumplo con mis preceptos religiosos, voy a misa, hago mis oraciones, pero no adentro en la esencia de Dios, al cual revelanos justamente Jesús. 

La esencia de Dios es aquello que Él es: amor y misericordia. Dios no es a la ley por la ley, El no es riguroso por riguroso. Dios no forma para que seamos ciegos, pero para abrir nuestros ojos. 

El amor a este Dios no puede llevarnos para que seamos personas ciegas, estrechos de mente y estrictos. 

De qué sirve guardar el sábado o observar las leyes si no miramos el pobre, el sofrido … Si no miramos quién está en nuestra casa, si no miramos el otro? “Yo se que el sábado, pero los discípulos están con hambre, no comen y están abrazados. Trilla las orejas y come”. Dios estaba allí siendo agraciado, alabado y exaltado porque cuidó de la hambre y de la necesidad del otro. 

Jesús mismo trae el ejemplo de David: Los panes estaban reservados a los sacerdotes, pero Davi, en su hambre, comió aquello que estaba reservado solamente a él. La ley que no enseña a cuidar del otro, a volver para el otro, a escuchar la necesidad del otro, esta ley no es divina o no tiene espíritu de gracia. 

No es el problema de la ley, pero el problema de quien interpreta, es de quien mira letra por letra, es de quien mira las escrituras por las letras, pero no por él espírito. Por eso, que Dios conceda hoy es espíritu de la gracia, del amor y de la misericordia para entender que la persona humana, que el ser humano en la hambre, en la sed, en la carencia,y en todo que vive es lo más importante. 

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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