07 Jun 2022

Tu eres destinado a ser sal de la tierra y luz del mundo

“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte?” (Mt 5, 13-14).

Mire, mis hermanos y mis hermanas, lo que nosotros debemos ser en el mundo. Jesús se utiliza de dos imágenes: el sal y la luz. El Sal porque, en verdad, existe una realidad aquí común, tanto al sal como la luz. Es la invisibilidad. Porque, por ejemplo, el sal después que hace su función de temperar, de salar, él desaparece, y la luz justamente hace funcionar todo, pero no la vemos.

Esta es una cosa interesante para la vida de cada cristiano: realizar su vocación, hacer aquello para el cual fue destinado pero, al mismo tiempo, desaparecer para que Cristo aparezca, para que la vida de Cristo sea más evidente.

El cristiano debe hacer funcionar como la luz (la energía) la engranaje de la vida en este mundo

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La fe es significativa cuando toca el ser humano, así como el sal. Por eso, el sal – como transforma el sabor de los alimentos – la fe también necesita transformar el ser humano, necesita transformar el corazón del hombre, dar sabor a tu vida, dar sentido. Y la experiencia con Cristo necesita dar sentido a nuestros días, nuestra vida; el cristiano necesita transformar todo aquello que esta alrededor de ti, él debe hacer funcionar como la luz (la energía) la engranaje de la vida en este mundo y después desaparece. Porque es Cristo que tiene que aparecer, es la vida de Cristo que necesita quedar evidente.

Papa Benedicto XVI, en una de sus enseñanzas, recordaba que el cristianismo crece por atracción y no por proselitismo – proselitismo es como si fuera una propagando o marketing. El cristianismo crece por atracción, es decir, cuando las personas ve en mí y en ti las acciones de Cristo, los sentimientos de Cristo, un comportamiento de Cristo, la vida de Cristo. Por eso, el cristianismo crece porque aquella persona ve aquella actitud, ve Cristo en aquella persona y comienza también a tener el deseo de vivir aquella experiencia.

Somos destinados a ser sal de la tierra y luz del mundo, vivir nuestra vocación extremadamente, tocar las realidades del mundo, transformar las realidades del mundo, hacer con que las realidades del mundo funcionen, segundo el proyecto de Dios, y, después, desaparecer para que Cristo aparezca y sea glorificado.

Sobre todos vosotros, la bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!

Pai das Misericórdias

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