Y dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.” (Mateo 9,37-38).
Mi hermano y mi hermana, cuando nosotros miramos para el mundo, nosotros vemos mucha gente carente; carente de una compañia, carente de una palabra. Nosotros vemos muchas personas y muchos hermanos, dentro de nuestra casa, que están perdidos como ovejas que no tiene pastor.
El Señor estaba allí con una multitud a Su alrededor, muchas situaciones eran presentadas a Jesús: personas endemoniadas, personas ciegas, personas paralíticas eran presentadas a Él. Y Jesús, como que no conseguía allí dar cuenta de muchas personas, de muchas situaciones que eran presentadas a Él. Es por eso que Dios, en Su bondad y misericordia, Él quiso contar con los discípulos, y al contar con los discípulos, dio poder también a ellos.
Pero hoy el Señor también verifica que ellos están realizando sí el trabajo, pero hay una necesidad de más operarios para la cosecha, por eso la oración que Él pidio que se hiciera y pide también a nosotros.
“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos”. Vamos pedir, hoy, que Nuestro Señor llame operarios para Su cosecha, que el Señor llame hombres y mujeres para la vida consagrada, para el sacerdocio (en la situación de los hombres), para la vida consagrada (las mujeres), pero también que el Señor llame a ti, laico, para el servicio del Reino.
Hay una necesidad de más operarios para la cosecha
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Todos nosotros somos llamados a trabajar en la gran cosecha, y cada uno da su contribución. Los sacerdotes, las religiosas, los diáconos – permanentes o transitorios (que se convertirán sacerdotes) – , pero cada uno da su contribución.
Pero tu también es laico llamado a dar tu contribución. la acogida, el servicio pastoral, la predicación de la Palabra, algún servicio en la parroquia. ¿Qué es possible hacer? La cosecha es grande.
No vamos dejar, mis hermanos, solo para algunos realizar el servicio, no vamos tercerizar la evangelización. “Deja que el sacerdote lo hace”, “Deja que la religiosa lo hace”. ¡No! Asuma también: “Yo hago parte de la gran Iglesia”, “Yo hago parte y soy también apóstol del Señor”. Póngase a servicio, no terceriza el servicio, pero haga tu parte.
Evangeliza también, extienda sus brazos, abra tu corazón, abra tus oídos para muchas ovejas perdidas, para muchos hombres y mujeres que están ahí endemoniados, que necesitan de una palabra de liberación, que necesitan de tu presencia.
Que el Señor use de ti, que el Señor use de mí, que el Señor utilice todos nosotros, de los miembros consagrados, pero de ti por medio de tu sacerdocio en este mundo, sacerdocio común. que tu seas señal de la presencia de Nuestro Señor.
¡Que los demonios puedan irse, que las enfermedades puedan irse, porque llego un hijo de Dios, una hija de Dios!
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!