En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mt 6, 7-15).

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Mis hermanos y mis hermanos, nuestra actitud necesita ser diferente de los paganos. Nuestra forma de relacionarnos con Dios necesita ser diferente de aquellos que no conocen a Él, que no hacen una experiencia con Él y no conocen la verdad profunda sobre el Señor. ¿Por que? Porque Jesús nos enseña a direccionar al Padre nuestros pedidos, y que lo hagamos siempre con humildad. Aquí esta el secreto para lograr el corazón de Dios, la humildad.

¿Y no es verdad que, en el mundo en el que vivimos, falta humildad? ¿No es cierto que las personas quieren pasar por encima de los demás para conseguir algo de forma ilícita y grotesca?

Jesús esta enseñando para que no seamos como los paganos, que de alguna forma quieren conseguir las cosas. Algunos incluso quitan la vida de alguien si necesario debido la maldad. Pero Jesús nos esta hablando: “Sea humilde”. Porque, si es humilde, comprenderás mi lugar donde quiere que estes. Y si anhelas el lugar que el otro esta, haré de alguna forma correcta para conquistarlo.

Traer esto a la vida diaria, estudiaré, seré esforzado, trabajaré, pero no haré trampa, no actuaré de forma diferente a lo que Dios me pide, porque Jesús nos está hablando: “Cuando oréis, no uséis muchas palabras como hacen los pagãos”. Es decir, está diciendo: “No sean como ellos en sus actitudes equivocadas, sino sean hombres humildes y dependientes de Dios todos los días. Por eso pedimos el pan nuestro de cada día”. Por eso la humildad nos lleva a depender únicamente del Señor.

Una actitud diferente de los paganos

Eso Cristo nos mostró de forma grandiosa. Él que fue humilde y dependió siempre del Padre. Y pensar que Jesús era hombre, pero también era Dios. Entonces, digamos que Él no necesitaba nada, pero se sujetó, se hizo humilde. ¿Para qué? Para pedirle todo al Padre. Por eso nos enseñó el Padre Nuestro, para dirigirnos al Padre y rezar de forma correcta.

Es ese amor y esa certeza de Su misericordia que nos hace vivir con libertad. Quien no es humilde y no depende totalmente de Dios no es libre; es una persona esclava ante todo aquello que el mundo ofrece. Las regalías, las facilidades, solo porque no buscan la humildad, no dependen de Dios, por eso se convierten en esclavos.

Jesús quiere darnos libertad para llegar a nuestro corazón, y eso pasa justamente por su libertad, pues somos frágiles y volubles ante las realidades del mundo. Nos resta entregarnos con confianza en las manos de Aquel que nos enseñó a llamar a Dios Padre, Nuestro Señor, y aprender de Él a ser hombres humildes y perseverantes en la voluntad de Dios. No seamos como los paganos, sino portarnos como hijos de Dios. “Padre nuestro que estás en los cielos…”

Que Dios nos bendiga y que Él nos pueda dar fuerzas para seguir en Su voluntad. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!