02 Jun 2021

Vivamos uma vida justa para conseguir el Cielo

“Pues cuando resuciten de la muerte, ya no se casarán hombres y mujeres, sino que serán en el cielo como los ángeles” (Mc 12, 25).

Los saduceo, ese grupo religioso entre muchos grupos que hacían parte de la conjetura de la religión judaica, no creían en la resurrección de los muertos, por eso cuestionaban Jesús sobre la resurrección, acusando a Él y poniendo esta situación para bloquearlo.

Un hombre se caso con varias mujeres, no tuvo hijos ninguna de ellas. ¿En la resurrección de los muertos, de quien él va ser el marido? Lo que Jesús respondió es importante para todos nosotros, porque nosotros también, muchas veces, permanecemos en la ignorancia sobre la vida futura, de la vida eterna, de la vida definitiva junto con Dios. Queremos llevar los elementos de este mundo para la eternidad.

La primera cosa es que algunas personas me preguntan: “¿Padre, en el Cielo vamos nos conocer?”. ¡Por supuesto! En el Cielo, no vamos ser nosotros; en el Cielo, tu vas ser tu, yo voy ser yo, eso si somos digno de estar allá. Cada uno va con su identidad propia, mismo que tenga pasado en esta vida procesos degenerativo en los cuales, muchas veces, la persona pierde la memoria, la conciencia. Pero en el Cielo somos plenos de la presencia de Dios, planificados en nuestra humanidad depurada por las debilidades, por los pecados y muchas otras realidades.

Busquemos el Cielo, vivamos una vida justa en la Tierra para tener derecho al premio de la eternidad

Una cosa es importante, lo que Jesús respondió con mucha propiedad. El Cielo no es la continuidad de la vida aquí en la Tierra. No es que aquí en la Tierra tu tiene una familia, y en el Cielo esta misma familia va continuar allá. En el Cielo, seremos una única familia: la familia de Dios.

Cuando las personas se casan, escuchan muy claramente: “Hasta que la muerte os separe”, porque la muerte nos separa mientras lazos humanos, porque asumiremos para siempre los lazos eternos, por eso aquí en la Tierra no podemos simplemente cultivar lazos humanos.

Los lazos que unen un hombre con una mujer, el matrimonio, no puede ser solo de lazos afectivos para ese mundo. Necesitan ser lazos para la eternidad, porque los lazos efectivos de este mundo se deshacen en este mundo, la muerte es, incluso, el hecho que determina eso, Además, la amistad en Dios, la relación en Dios, la unión en Dios, lo que esta en Dios ni la muerte deshace. Lo que es carnal se disuelve con el fin de la vida carnal, recordando que en Dios estaremos plenos en el Espíritu, no tendremos más las necesidades humanas ni materiales de la vida presente, porque la vida en Dios nos saciara.

Ya aquí en la Tierra, nosotros nos saciamos de la presencia de Dios para saborear y sentía a Él en este mundo presente, pero son solo primicias, porque aquello que nos espera en la eternidad, ojos no han visto la capacidad humana no es capaz de comprender lo que Dios nos prepara.

¡Si te gusta de la vida aquí en la Tierra, si saboreamos cosas buenas, justas y sensatas, imagina lo que es saborear eternamente la vida que Dios preparo para nosotros en el Cielo! Deseamos y busquemos el Cielo, vivamos una vida justa en la Tierra para que tengamos el derecho al premio de la eternidad.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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