26 Sep 2020

La verdadera gloria es la que viene de la cruz

“Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres” (Lc 9, 43b-44).

Jesús esta enfatizando una verdad, una realidad que Él va encarar y que ya asumió en Su corazón: la verdad de no ser acepto, de ser rechazado y, especialmente, de ser entregue por causa de lo que Él trajo, el Reino de Dios. Él va ser rechazado, maltratado, juzgado, condenado, crucificado y muerto.

Él comienza a preparar Sus discípulos para que puedan comprender eso, pero los discípulos no podían comprender o no entraran en el significado del tamaño misterio. Porque, en realidad, es aquella mirada que tenemos del triunfo. Para nosotros la vida en Dios es siempre triunfante, incluso algunas claves: “quien esta en Dios no pasa por el mal”. “Quien esta en Dios no experimenta derrotas”. “Quien esta en Dios no tiene sufrimientos”. “Quien esta en Dios no tiene enfermedades”. No es verdad, eso es ilusión, eso es una visión distorsionado del Reino de Dios.

Quien esta en Dios pasa por aquello que los humanos pasan, porque Jesús, el Hijo de Dios, el siervo de Dios experimento las maldiciones humanas en Su propia carne, rechazado, maltratado, crucificado, burlado y fue de todas las formas humillado.

Todas la gloria que no pasa por la cruz es mundano, es del espíritu del mundo

Cuando pasarnos por las humillaciones de la vida, no las tratemos como castigo de Dios, como desprecio de Dios o cualquier cosa que la mentalidad mundana dentro de la fe creo, de ninguna forma.

Abramos la mente y el corazón porque los discípulos no se abrirán para comprender y, por eso, abandonaran el Maestro cuando pasaran por las probaciones, por la privaciones, cuando han visto todo lo que ocurría a Él.

Muchos de nosotros abandonan Jesús cuando están enfermos, cuando son calumniados, cuando sufren injusticias, diciendo: “Yo no merezco eso”. ¿Y Jesús merecía lo que paso, sufrió y vivió? De ninguna forma. Pero especialmente toda cruz vivida en Dios, viene el triunfo de la gloria. Toda la gloria que no pasa por la cruz es mundana, es del espíritu del mundo.

El mundo tiene su gloria, las glorias mundanas están allí, están coroando y exaltando. Las glorias mundanas son para quien es orgulloso, soberbo, vanidoso, pero son glorias que no salvan, pero llevan el ser humano a perderse en el enmarañado de confusiones, sentimientos y de muchas cosas de la vida.

La verdadera gloria es la que viene de la cruz y de ella no se averguenza Jesús. Por el contrario, abrazo, fue todo humillado y despreciado, ni aparencia humana tenía, pero es esta gloria que Él abrazo, la gloria del rechazo, la gloria de ser rechazado, pero ser coherente con lo que era el Reino de los Cielos.

Pidamos a Dios la ciencia divina para abrazar nuestra cruz de cada día y no para buscar las glorias humanas. La gloria que nos interesa es aquella que viene del corazón de Dios.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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