“Les dijo también: Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía” (Mc 4, 24).
Quiero llamar atención para dos realidades que la Palabra de Dios pone a nuestros ojos. Primero, que una lampara es para iluminar, para traer luz; la lampara es, de hecho, para permitir que podamos ver mejor.
Seamos luz y caminemos en la luz, permitamos que todas las nuestras obras ocurran en la luz de Dios. No viva nada oculto, que nadie pueda saber. Y si hay alguien que, no sea bueno para saber, busque quien pueda ayudarlo a solucionar aquella situación que parece oscura en tu vida.
Para ser sincero, no viva tus oscuridades solo de ninguna forma, porque todo lo que esta en secreto va ser descubierto, aún que las personas que conviven contigo ignoren o sean ingenuas. Porque nuestro propio comportamiento, nuestra forma de ser y de actuar – por más astutos que seamos -, revelan que algo no esta bien. Y lo que no esta bien necesitamos llevar a luz. Lleve a luz de Dios, lleve a luz de la confesión, lleva a luz de la dirección espiritual, lleve a luz de la gracia de Dios para que tu seas luz.
Jamás dejemos la medida de la misericordia, porque es esta medida que Dios usa con nosotros todos los días
Hay situaciones que luchamos toda una vida para comprender, pero no es para caminar en la oscuridad, es para caminar en la luz y en la dirección de Jesús, que es el Señor. Por eso, no importa cual sea tu situación, ven para la luz. No es que tengo que coger mi vida y quedar mostrando para todo el mundo, pero tengo que encontrar el camino de la luz, para no vivir en la oscuridad.
Después, la medida que necesitamos tener en la vida es siempre la medida justa y misericordiosa, porque esta es la medida que Dios usa para con nosotros. Dios es justo y muy misericordioso para con nosotros, ahora con la medida que medimos vamos ser medidos. Somo, muchas veces, duros unos con los otros, somos exigentes, no sabemos tener paciencia, no sabemos tener misericordia, no sabemos tener comprensión con la debilidad del otro.
Si prestamos atención, Dios tiene siempre misericordia con las oscuridades de nuestra vida, pero nosotros somos muchas veces duros, rigorosos y llamamos eso de autenticidad. Seamos auténticos con lo que Dios es para con nosotros. Si Dios es justo y misericordioso para con nuestras debilidades, seamos justos, pero jamás dejemos la medida de la misericordia, porque es esta medida que Dios usa con nosotros todos los días.
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