05 Oct 2020

Usemos de misericordia para tratar las personas

“Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones? El que tuvo compasión de él, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: Ve, y procede tú de la misma manera” (Lc 10, 35-37)

La pregunta esencial que el Maestro de la Ley esta haciendo a Jesús es justamente esta: primero, él quiere saber lo que se debe hacer para ganar la vida eterna – y la vida eterna es vivir los mandamientos, el amor a Dios y al prójimo.

Aquí hay una cuestión fundamental que Él mismo hace en su justificación: “¿Y quien es mi prójimo?”. Si tenemos que amar nuestro prójimo, esta pregunta es, de hecho, esencial: “¿Quien es tu prójimo?”. Tal vez, tu consideres prójimo aquella personas con las cuales tu tienes proximidad, aquellas personas con las cuales tu “estas bien”, te gusta, aquellas perdonas por las cuales tu nutres un amor y ellas nutren por ti, pero el prójimo tiene un significado evangélico. No es prójimo solo de proximidad física, porque puede ser que el prójimo esté lejos físicamente, pero es aquel de quien necesitamos nos acercamos, porque él es la presencia de Dios para nosotros.

La parábola fantástica y linda, que Jesús nos cuanta y conocemos como la “parábola del buen samaritano”, en realidad, también nos muestra el mal sacerdote, el mal levita; un hombre y una mujer mal que, muchas veces, somos. Porque, todas las veces que ignoramos nuestro prójimo, nos convertimos un mal cristiano, mal ciudadano, un hombre mal; todas las veces que nos acercamos para cuidar del otro, no asumimos nuestra identidad cristiana de amar a nuestro prójimo. Por eso, no te conforme de creer que tu tienes personas amigas, personas que te gusta, personas para las cuales tu haces fiestas, personas con las cuales exaltas eso como si fuera amor.

Es de misericordia que Dios utiliza y nos trata con ella a cada día y, así, estaremos más cerca del Reino de los Cielos

Sí, es el amor de amista, amor filial, pero el amor evangélico es otro. El amor evangélico es el amor de caridad, es el amor de cuidado; y yo no cuido solo de quien yo considero cercano, pero quien, de hecho, es mi prójimo. Es la respuesta es justamente esta: es aquel a quien uso de misericordia.

Hay personas en nuestra casa y en nuestra familia que necesitamos usar de misericordia, porque ellas están lejos, por cusa de falta de comprensión, de peleas y falta de estar cerca, estamos criando alejamiento y necesitamos usar de misericordia para con las fallas, los errores de los demás, como Dios usa de misericordia para con nosotros. Existen prójimos que están de una forma muy lejana de nosotros, están caídos, dejados de lado. Están como ese hombre que fue asaltados y llevado todo de él.

¡Como están cerca de nosotros la pobreza, la miseria, el sufrimiento, el desprecio humano y lo mucho que nos alejamos de eso porque queremos ignorar estas personas!

Para ser un buen samaritano o un buen cristiano de verdad no haga el bien solo a quien tu quieres, haga el bien a quien esta lejos para que se convierta prójimo. Usemos de misericordia para con los hombres, porque es de misericordia que Dios usa y nos trata con ella a cada día y, así, estaremos más cerca del Reino de los Cielos.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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