“Aquel día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta” (Jn 16, 23b-24).

“Alegría completa”, “perfecta alegría”, ¿qué significa eso para nosotros? Todos nuestros pedidos ahora van ser atendidos, ¿esta es alegría completa de la cual habla Jesús? Él dijo en el Evangelio: “Hasta ahora no has pedido en mi nombre”, y lo que es pedir alguna cosa e nombre de Jesús? Él dijo en el Evangelio: “Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre”, ¿qué es pedir alguna cosa en nombre de Jesús?

Muchas veces, usamos mal el nombre de Jesús, sin contar en las invocaciones que nosotros hacemos en vano, muchas veces del nombre santo del Señor. No jures por el nombre del Señor ni invoque a Él en conversas en vano, en conversas fútiles y banales de la vida. Nosotros, católicos, muchas veces, tenemos ese defecto.

Algo interesante que yo no veía — he vivido ocho años en la Italia y no vía eso entre los italianos. Nosotros, brasileños, tenemos manía de todo que nos ocurre poner el nombre de Dios. Por supuesto, por un lado, hay un punto positivo, pero observa para no usar el nombre de Dios en vano, en cosas fútiles de la vida, en conversas banales.

No jures por el nombre del Señor ni invoque a Él en conversas vanas

El nombre de Jesús valle mucho, es un tesoro, porque el nombre de Jesús equivale a la vida de Él, al misterio de Su entrega por nosotros, de Su amor por nosotros. El nombre incluye, de hecho, todos los pensamientos y sentimientos de una persona, no es un nombre sencillo, por eso no basta decir el nombre de Jesús al final de una oración, el corazón necesita estar dispuesto a cumplir la oración hecha de acuerdo como lo haría Jesús.

Tu añades al final de tu oración: “¿Pero sea hecha Tu voluntad y no la mía? Tu oración termina dando ese espacio para que Dios sea Dios, de hecho, en tu vida?

La oración del Padre – Nuestro es ben ecuménica, de la mirada de los hijos, porque el Padre es nuestro, son muchos los hijos, y en ese aspecto ella es muy ecuménica, pero ella es bien monoteísta, de la mirada del Padre. Porque el Padre es lo mismo y Su voluntad debe ser respetada y amada por todos los hijos, independientemente donde ellos estén. Por eso tener la oración escuchada por Dios no significa ser atendido en algún pedido, no es convencer Dios de alguna cosa, pero es convencerme de quien es Dios, de quien soy delante de los ojos de Él.

Jesús enseño eso a Sus discípulos y Él hizo una advertencia muy dura. ¿Ya has pensando pasar toda la vida pidiendo en el propio nombre, y no pedir en el nombre de Jesús? ¿Pidiendo por los propios interés sin la menor referencia a Dios y Su voluntad? ¡Sería terrible, Jesús no quiere ese tipo de oración! Pedir en Su nombre es vivir también la vida de Jesús, es ser Hijo como Jesús era Hijo.

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!