“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10, 27-28).
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Mi hermanos, mi hermana, Jesús había mostrado, por palabras y obras, quien Él era, pero muchos no creían en Jesús y el evangelio nos habla que ellos tuvieran la oportunidad de acoger y de aceptar Jesús en la vida de ellos, pero ellos no aceptaran. ¿Quien son estos? los escribas, los fariseos, los propios judios por los cuales Cristo había venido para el pueblo de Israel.
Pero mis hermanos, quien no cree, quien solo confía en sus propias ideas se convierte una persona arrogante, insensible, prepotente. ¿Y lo que Jesús nos habla aquí? Mis ovejas escuchan mi voz. ¿Qué voz has escuchado? ¿Para quien has dado credito? La voz del Cristo salvador el Buen Pastor, o la voz del mundo con sus ideologias, con aquello que no añade y no nos lleva para el cielo, ¿qué nos hace seguir en la vida eterna?
Nosotros estamos viviendo, mi hermano, en el tiempo del relativismo, donde la verdad de Dios es confrontada, con lo que el mundo ofrece para cada uno de nosotros, y eso ha llevado a muchos a cerrar sus oidos, su corazón para la voz del Buen Pastor.
¿Que voz has escuchado? ¿La voz del Cristo Salvador o la voz del mundo?
¡Y cuantos están dando las espaldas para Dios, dando las espaldas para el buen Pastor que ha venido para dar la vida y que no quiere que nadie se pierda! El propio Evangelio esta diciendo: “Nadie va arrebatará de mi mano”, pero, mi hermano, existe una palabra que se llama libertad, y algo que Dios nunca va tocar en nosotros es nuestra libertad de elegir, nuestra libertad de adhesión a Dios, a Sus proyectos, a una vida de santidad, a una vida de entrega a Él.
Que tristeza mi hermano, mi hermana, cuando nosotros encontramos cristianos que van a ¡Misa todos los días, que confiesan, rezan el rosario, pero no escuchan la vida de Dios! Son como aquellos para quien Jesús habla: “Sepulcros encalados por fuera, embellecer, guapos, pero, por dentro, lleno de putrefacción”. ¿Por que? No escuchan la voz de Dios, no escuchan la voz del Buen Pastor, por eso son arrebatados en las manos de Él. Pero por la libertad del hombre, porque, por Cristo, jamás nadie se pierde y nadie va arrebatar de las manos de Él.
Mis hermanos, mis hermanas, nosotros necesitamos tomar cuidado, porque el Señor respeta nuestra libre decisión. ¡Mira que bonito! Tu eres libre para seguir con Cristo, para dar la vida por Él o para seguir en la putrefacción que el mundo ofrece, en los pecados. Y queremos o no la vida y la salvación que Él nos ofrece, depende de cada uno de nosotros.
Quiero cerrar con un testimonio: Cuando me encontré con Cristo, hice la opción de ser todo de Él. Vivi en la esclavitud de la pornografia, de la masturbación, y cuando estaba trabajando, existia un hombre que llevaba las mujeres para las noches y, allí, quitaba fotos de ella desnuda arriba de coches. Y cuando me llevaba de coche, me ha dado montón de foto y me dijo: “Estas son las fotos”. Yo dije: “Yo no quiero, porque eso no me pertenece más, porque ahora yo soy de Cristo”. Por mi decisión y por mi libre decisión de escuchar la voz de Dios, cogí todas aquellas fotos, he entregado para él y dije: “Nunca más me presentas ese tipo de foto o que pueda perjudicar mi vida con Dios”. Nunca más aquellas persona me presento o me falto con respeto, porque yo tuve mi libre decisión de elegir y escuchar la voz de Dios.
Que Dios te ayude también escuchar la voz de Dios para renunciar lo que es del mundo.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!