“Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo” (Marcos 1,8).
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Esta es la afirmación del Evangelio de hoy, de este día 6 de enero: Con agua y con el Espíritu Santo” son dos realidades. Con agua, porque es como una señal, un elemento de la creación: el agua, ese elemento tan fundamental, tan esencial e indispensable para la vida humana. Pero incluso ese elemento esencial e indispensable es menor que la fuerza del Espíritu Santo, porque ese elemento es débil. Por ejemplo: si tu quedas mucho tiempo en el agua – no somos peces – , podemos ahogarnos en ella, podemos perder la vida, pero no en el Espíritu Santo no!
¡En el Espíritu Santo, nunca nos ahogamos! En el Espíritu Santo, solo tenemos vida, y podemos ver en el Libre de Genesis, en el primer capitulo, narra que el Espíritu Santo estaba sobre el agua. Antes de este elemento primário, que es el agua,, tan constitutivo de nuestra naturaleza humana, antes de él ya estaba el Espíritu Santo; y el Espíritu Santo es mayor que eso.
El Espíritu Santo, aquí, poniendo al lado del agua, no que él elimine la presencia del bautismo del agua, vivimos esta experiencia; todos nosotros cristianos católicos pasamos por la experiencia del bautismo con el agua, con ese elemento débil, pero él es solo prefiguración de lo que el Espíritu Santo hace en nosotros.
En el Espíritu Santo, nunca nos ahogamos; en el Espíritu Santo, solo tenemos vida
En el Espíritu Santo, podemos sumergir profundamente, porque él es vida, porque el Espíritu es respiro. Y nosotros sabemos que, en la Iglesia, ninguno de nosotros vive sin el Espíritu Santo. Podemos incluso — ocurre en situaciones extraordinarios ya —, en nuestro mundo, vivir un tiempo sin agua, pero sin el Espíritu Santo, no .
En el Espíritu Santo, experimentamos la gracia de transformación. En Él, experimentamos un nuevo vigor, tanto que, cuando nosotros hablamos, por ejemplo, del bautismo en el Espíritu Santo, es este vigor constante y continuo que la Iglesia necesita para evangelizar, para hablar de Jesucristo, para anunciar el Evangelio.
Necesitamos del Espíritu Santo, él es esta energía; la palabra espíritu, o pneuma ou dynamus, es ete movimiento de la gracia de Dios en nosotros que nos lleva a la transformación personal, comunitaria y también a convertirnos agentes de la evangelización, de la transformación de Dios en la vida de las personas.
Con agua y con el Espíritu Santo, con la Iglesia, con los sacramentos y con la fuerza del Espíritu Santo nosotros queremos caminar para que la Iglesia tenga vida y para que la vida de Cristo nunca muera dentro de cada entre nosotros.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
