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Hermanos y hermanas, hoy celebramos la fiesta de la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán – San Juan de Letrán en Roma; San Giovanni in Laterano en italiano. La Catedral del Papa fue consagrada el 9 de noviembre; a partir de esa época, hermanos y hermanas, comenzó también a propagarse la noción de Iglesia como la entendemos hasta el día de hoy, como un edificio sagrado en el que los fieles se reúnen para rezar y rendir culto a Dios. Como en Roma también existían los templos paganos, entonces, en realidad, quienes entraban al templo eran solo los sacerdotes, y el pueblo permanecía en la fachada de los templos en aquel período. Pero esta Basílica de San Juan de Letrán marca un nuevo tiempo para nosotros los cristianos.
En el Evangelio, Jesús presenta para cada uno de nosotros también una nueva noción de templo, que nos es muy querida. Él dice: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. Jesús estaba hablando del templo de Su cuerpo, pero aquellos que lo escuchaban no lo entendieron así.
Templo donde Dios habita
Hermanos y hermanas, con este mensaje, aprendemos que también nosotros somos templos donde Dios habita. De la misma forma que rodeamos de cuidado las Iglesias que son templos, cuidémonos de mantener la sacralidad del cuerpo que Dios nos dio para ejercer nuestra misión en este mundo; entonces, cuidémonos de mantener la sacralidad de nuestro cuerpo.
Que el Señor cuide de nosotros y nos haga santos para que, en el futuro, nos presentemos a Él así, en santidad de vida, porque estamos cuidando bien del cuerpo, del templo que Él nos confió. Somos el templo donde Dios habita, el templo del Espíritu Santo. Tú eres templo donde Dios habita, tú eres templo del Espíritu Santo, entonces, cuida bien de tu vida, cuida bien de tu cuerpo, porque es en él que debes ejercer tu misión y devolverte purificado a Dios en el momento final.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!