10 Jun 2019

Somos hijos de la Virgen María

“Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19, 26-27).

Hoy, tenemos la gracia de celebrar, por iniciativa del Papa Francisco, el día de María, la Madre de la Iglesia. Si ayer celebramos el nascimiento de la Iglesia, hoy, celebramos el nascimiento de aquella que es Madre de la Iglesia.

La Iglesia es la Madre de todos los seguidores de Jesús, y en María, imagen perfecta de esta Iglesia, esta misma Iglesia tiene una Madre. La narracción de la lectura de hoy nos dice que todos ellos perseveraban en la oración con María, la Madre de Jesús.

María es aquella que esta a los pies de la Cruz, y el propio Jesús da ella como Madre y Juan, imagen del discípulo amado, para decir que toda la Iglesia amada tiene una Madre, toda la Iglesia tiene en María su referencia.

¡Que gracia y que belleza! María es la mujer del Espíritu, desde su nacimiento fue perseverada del pecado, elegida por Dios para ser la Madre del Señor. Ella se convertio la esposa del Espíritu cuando concebio, no por obra humana, pero obra del Espíritu, el Autor y Salvador de la humanidad, Jesús nuestro Señor.

María, la mujer de Pentecóstes, la mujer del silencio, aquella que meditaba y guaradaba todas las cosas en su corazón. María, la mujer que esta de pie junto a la Cruz.

Necesitamos, más que nunca, recurrir la Virgen María para ser también hijos de la Iglesia

La Iglesia de cristo nace del lado abierto de Cristo en la Cruz, porque, cuando Cristo esta predicado en la Cruz, de Su lado abierto sale sangre y agua, los dos sacramentos vitales de la Iglesia: la Eucaristía y el Bautismo. El bautismo que nos da la vida, y la Eucaristía que nos alimenta en esta vida perenne que todos nosotros estamos. Antes, por lo tanto, de darnos el sangre y el agua, el bautismo y la Eucaristía, Él nos dio María como Madre. Por eso, él esta diciendo a los pies de la cruz: “Hijo, esta es tu madre”.

No podemos ignorar jamás el papel de esta mujer. Es aquella mujer del paraíso, que, perdida en Eva, ahora es encontrada en María. Ella es mujer del Apocalipsis, aquella que pareció como una señal en el Cielo. María es la mujer nueva, es la humanidad nueva, renovada, santificada y planificada en el Espíritu.

Tenemos Madre, por eso debemos invocarlo como Madre de la Iglesia, Madre de todos nosotros, hijos de la Iglesia. Necesitamos, más que nunca, recurrir la Virgen María para ser también Iglesia, hijos de la Iglesia y amar esta Iglesia del cual ella es Madre.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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