“Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Jn 12, 47-48).
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Mira, hermano, mi hermana, es duro escuchar eso de Cristo, pero toda verdad liberta nuestro corazón. “Conoceréis la verdad, y la verdad vos libertara”. El propio Jesús dijo: “Yo no he venido para juzgar el mundo, pero para salvarlo”. Nosotros escuchamos, en el día de ayer, Jesús hablando que quien escucha Su Palabra tiene la vida eterna”, y, más una vez, Jesús esta nos hablando en esta misma dimensión: “Si alguien escucha mis palabras y no las observa, yo no juzgo, porque no he venido para juzgar el mundo, pero para salvarlo”. Pero quien rechaza ya tiene su juicio, porque mis hermanos, Cristo es la luz de la eternidad para iluminar en nuestro mundo. Nosotros somos cristianos, ¿qué significa eso? Somos otros cristos que están caminando en este mundo para iluminar las tinieblas en que el mundo se encuentra.
Por eso, mi hermano, quiero decirte en este día: si tu observas atentamente los mandamientos de la ley de Dios y, por medio de ellos, renuncias tu vida vieja, tu vas ser luz en el mundo, vas iluminar aquellos que están en la mentira, que están viviendo una vida de disimulación, de promiscuidad, porque donde las tinieblas están y la luz llega, ellas son disoluto, y eso nos lleva a comprender que podemos ser instrumentos de Dios en la vida de muchas personas, para que ellos encuentren la verdad y se salven. Del contrario, mi hermano, mi hermana, nosotros vamos seguir en las tinieblas si nosotros no observamos los mandamientos de la ley de Dios.
Y para observar, tu necesitas renunciar tu voluntad. Para observar los mandamientos de la ley de Dios, es necesario que tu tengas la audacia de quitar de tu vida todo aquello que aún muestra tu vida anterior, pasada, vieja, que, antes de encontrar Cristo, estaba sumergido en la oscuridad, sumergido en las tinieblas. Pero la Palabra de Dios esta diciendo que Cristo es la luz de la eternidad para iluminar en nuestro mundo: ‘He venido al mundo como luz para que todo que aquel que en el cree, tenga la vida eterna”.
Por medio de los mandamientos de Dios, tu renuncia tu vida vieja y te conviertes luz en el mundo
Yo estaba en la ciudad en Minas Gerais (Brasil), y , después de la celebración de la Santa Misa, del lado de fuera de la iglesia, había una fiesta, una fiesta pagana, ua fiesta donde tocaban musicas mundanas, donde había drogas, bebidas y chicas con ropas no tan adecuadas, incluso oferecendo el propio cuerpo para aquellos que estaban allí. Y como dije en algunas homilias, yo hice la opción de caminar solo de negro con el clergyma, para que, donde sea que está, la persona pueda identificar un sacerdote. Cuando he llegado en aquella fiesta, las personas comenzaran a ocultar la droga, la bebida, y comenzaran a quedar molestadas, porque yo había llegado en la fiesta, pero no había ido para curtir. Yo he ido para ser luz, he ido para ser canal de Dios, y no para apuntar el dedo para nadie, pero la propia consciencia, como el propio Jesús nos habla, es nuestro juicio. Y cuando he llegado, las personas comenzaran a quedar indispuestas. Una joven me dijo: “Padre, te conozco de Canción Nueva. ¿Puedo sacar una foto con el Señor? Pero estoy un poco avergonzada por la ropa que estoy” Yo dije para ella: “Vamos sacar la foto del mismo modo”.
¿Por que estoy diciendo eso? Porque Cristo hace la misma cosa. Él vino iluminar las tinieblas de nuestro corazón. Allí, si hubiese negado sacar una foto con ella, la chica podría sentirse rechazada también por Dios. ¿Ella cambio de vida? Yo no sé. Pero mi presencia, con la idea central de llevar Dios para aquellas personas, de alguna forma, hizo ella tener un encuentro con Cristo. Sea la luz, mi hermano; sea la luz, mi hermana, donde quiere que estés.
Y, por fin, un otro joven llego: “Padre, reza por mí”. En el medio de la fiesta, yo he extendido las manos, he rezado y bendecido aquel joven. Que Dios te pueda dar la gracia de ser luz y de iluminar las tinieblas de aquellos que están en el error, trayendo para la verdad de Cristo.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
