La Virgen del Rosario: La Fuerza de la Fe y la Oración
Hoy, nosotros conmemoramos la memoria de la Virgen del Rosario. Y qué experiencia bonita vamos poder vivir con el Evangelio para poner en práctica aquello que el ángel le dijo a Nuestra Señora.
El Evangelio de hoy está en Lucas 1,26-38, y lo escuchamos decir: “El ángel entró donde ella estaba y dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo'”.
Fuerza espiritual
La Iglesia celebra, con amor filial, a la Virgen del Rosario, y el Evangelio de la anunciación nos lleva al corazón de la fe cristiana. El misterio de la encarnación, el momento en que el Verbo eterno de Dios se hizo carne en el seno de la Virgen María, es decir, la primera palabra es “Alégrate”.
La alegría de María no viene de las circunstancias humanas, sino del hecho de que Dios la escogió, la amó y la llamó para cooperar con el plan de la salvación. ¡Guarda esto en tu corazón como María!
¡Alégrate, llena de gracia! Es decir, necesitamos alegrarnos con el llamado de Dios. María tuvo una misión, y yo y tú también tenemos una misión. Necesitamos alegrarnos.
María y el Rosario, escuela de contemplación
En este día dedicado al Rosario, somos invitados a meditar los misterios de la vida de Jesús con los ojos y el corazón de María. Y el punto de partida es este, el sí de María a la voluntad de Dios. Aquí, quería traerte un testimonio de lo que viví con el Rosario, que tiene una fuerza espiritual tan grande, que nos mueve a romper con el pecado.
En mi conversión, ya al inicio, Dios me liberó de la pornografía y de la masturbación. Solo que, en mi proceso de conversión, todavía tenía dificultad para vencer esa realidad. Un día, llegué al hombre de Dios, allá del grupo de oración, y le dije: “Mira, tengo dificultad en esta área. Ayúdame”.
Él, con simplicidad, me miró y dijo: “Reza el Rosario todos los días”. A partir de aquella dirección que él me dio, comencé a rezar el Rosario y, por intercesión de Nuestra Señora, conseguí vencer ese vicio, ese pecado.
Si estás pasando por alguna realidad difícil en tu vida, sea en la cuestión del pecado, sea de enfermedad, sea de cualquier otra realidad, clama a la Virgen del Rosario. Reza todos los días, porque, también en Fátima, Nuestra Señora pidió a los tres pastorcitos que rezaran el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa en la lucha contra el pecado y contra toda tentación.
Que Nuestra Señora pueda bendecirnos e interceder por cada uno de nosotros en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!