26 Oct 2020

Revistamos nuestro corazón de la misericordia de Jesús

“Jesús, al verla, la llamó y le dijo: Mujer, estás curada de tu enfermedad, y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios” (Lc 13, 11-12).

Estamos contemplando la acción de Jesús enderezando nuestra vida, contemplamos la acción de Jesús en el medio de nuestra humanidad para sanarnos, para bendecir, libertar y restaurar. Imagina el drama de esta mujer que, hace dieciocho años, un espíritu atormentaba su cabeza, sus pensamientos y sus sentimientos. El tormento era tanto, que aquello iba curvando la mujer, dejando ella pasada, enferma, y ella mal conseguía quedar en pie.

¡Cuantos espíritus inmundos atormentan nuestra vida, nuestra cabeza y nuestra mente! Estamos viviendo una era de profundas enfermedades emocionales, espirituales y mentales actuando en nuestra vida y nos dejando deformados. Cada uno de su manera esta se curvando delante de los dramas y de los sufrimientos, que están siendo verdaderos tormentos dentro de nosotros.

Hay personas que no consigue más ni levantar la cabeza, ni mirar más en los ojos de los demás. ¡Cuanta tristeza tomando cuenta del alma y del corazón!

Jesús quiere sanarnos y libertarnos. Je´sus esta mirando para nuestro dolor, para nuestro sufrimiento, para nuestra enfermedad, para todo que estamos viviendo y pasando. Necesitamos, mismo para bajo como estamos, mirar para Jesús, porque Él esta mirando para nosotros.

Jesús quiere que usemos de misericordia para con el otro

Así como Él miro para esta mujer hace dieciocho años sufrida y de ella tuve compasión y misericordia, Él también esta mirando para nosotros con compasión y misericordia. Salimos de nuestros dramas, de este sentimiento de culpa o de disculpa, ni culpando los demás ni disculpando a nosotros propios, pero permitiendo entrar en la dinámica de renovación de Jesús, saliendo estado en que nos encontramos, porque Él no quiere que estemos para bajo.

Jesús quiere que usemos de la misma misericordia para con el otro. El jefe de la sinagoga quedo muy furioso porque, en un día de sábado, Jesús liberto una mujer que estaba dominada por un mal hace dieciocho años. Que hipocresía religiosa, que hipocresía maldita aquella que se preocupa con los preceptos religioso, con las normas religiosas, pero no se preocupa con el sufrimiento humano, con el dolor humano, no se preocupa con el otro que esta sufriendo. Esta poniendo los dogmas, los días sagrados y las practicas arriba del cuidado y de la persona humana.

Así como Jesús reprendió y llamó de hipócrita ese jefe de la sinagoga, ese lideres religioso, Él llama mi atención, porque el lideres religioso aquí soy yo, pero llama la atención de todos nosotros religiosos.

Dejemos la hipocresía de lado, dejemos de vivir esta religión farisaica, que se preocupa solo con el ayuno, con el diezmo, con los dogmas, con los conceptos religiosas, y vivamos la religión del cuidado.

Hay mucha gente enfermo, para bajo, sufrida, maltratada, viviendo dramas; y no importa si la persona es de la Iglesia o no, no importa si la persona tiene esta o aquella opción en la sexualidad.

Jesús no fue buscar esta mujer para saber si ella no pagaba el diezmo, si ella iba en la sinagoga todos los días. Èl miro para el sufrimiento de ella, y sufrimiento no tiene religión, identidad religiosa ni cualquier otra cosa, el sufrimiento que viene a la puerta del ser huamano necesita ser cuidado, y esta es la religión de Jesús; necesitamos cuidar del sufrimiento humano no importa quien este sufriendo.

Dejemos la hipocresía que llena nuestro corazón religioso y nos revistamos de la misericordia del corazón de Jesús.

¡Dios te bendiga!

Pai das Misericórdias

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