“Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por causa mía, la hallará.” (Mateo 16,24-25)
Mis hermanos, nuestra vida con Dios, nuestra vida cristiana, no es una vida facil, pero también no es imposible de vivir. Nuestro Señor dejo claro para los discípulos, deja claro para mí, deja claro también para ti. “Si alguien quiere seguirme”. Jesús llama y la respuesta es libre, una vez que yo y tu respondemos libremente al Señor, el Señor nos habla: “Si alguien quiere seguirme, renuncie a sí mismo, toma tu cruz y sígame”.
Nosotros necesitamos, entonces, una vez que respondemos al llamado del Señor, renunciar a nosotros mismos. “Pero, padre, ¿tengo que dejar todo? ¿Tengo que dejar mi familia? ¿Tengo que dejar mis bienes?”. Es un paso que es posible ser dado, sin duda, pero nosotros necesitamos también, mis hermanos, renunciar a otros apegos y a otras manías.
Hay gente que tiene manía. ¿no tiene? O nosotros tenemos varias manías. Necesitamos desapegar de algunas manías, de algunos apegos, y apegarnos unicamente a Dios, apegarnos unicamente a nuestro Señor. Renunciar a nosotros mismo, renunciar a nuestra voluntad.
Sigue el Señor, renuncie a si mismo, haga la voluntad de Él
“¡Padre, pero soy casado!” ¡Así es! ¿Dentro del matrimonio, tu necesita renunciar, es o no lo es verdad? Tu necesitas renunciar también dentro del matrimonio, no da para ganar siempre, vamos decir así. Es necesario también renunciar. Yo renuncio para hacer mi esposa feliz, la esposa renuncia para hacer el marido feliz. ¿cuántas veces los padres necesitan renunciar una noche de sueño para cuidar del hijo, para cuidar del niño? Es una renuncia. Y cuando todo eso es hecho, teniendo a la luz el Evangelio, las cosas se convierten más livianos y más agradables. yo estoy renunciando, pero po causa de un bien mayor.
Quien entra para la vida consagrada también necesita renunciar. “Ah, pero eso es más facil para los padres, para los religiosos, para las religiosas”… Entre comillas, porque también quien entra para una vida consagrada necesita vivir una renuncia, la renuncia de las voluntades. “¡Yo quería mucho ir para la misión!”¡Pero tu no vas, no!” Tu vas quedar en este lugar aquí.
La misión, el carisma, el orden necesita de ti aqui. Es una lucha interior. Esta lucha interior, de renuncia a sí mismo que yo necesito vivir, que tu necesitas vivir. Teniendo en cuenta el bien mayor. Teniendo en cuenta hacer la voluntad de Dios.
Miremos para el Cristo. Él tomo la Cruz, ¿no fue eso? Él es el ejemplo para nosotros. Miremos para el Cristo, tomemos nuestra cruz también y sigamos nuestro Señor. Muerte para nuestras voluntades, muerte para los pecados que resisten aún en nuestras vidas. Muerte, renuncia, para que Cristo sea en nuestra vida, que Cristo sea en tu vida. Siga el Señor, renuncie a sí mismo, haga la voluntad del Señor, para que Él, cada vez más, viva la transparencia, y tu muestres Él por medio de tu vida.
Que, por medio de nuestra vida, las personas conozcan y reconozcan el Señor.
La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!