“Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra” (Mt 5, 39).
En la sociedad del “ojo por ojo, diente por diente”, en la sociedad de venganza, la venganza también esta dentro de nosotros, ella también nos empuja y nos impele. Quien nos ataca nosotros queremos responder agrediendo también, quien habla mal de nosotros, queremos tomar satisfacción. El problema es que la agresión, el decir mal, el odio, el rancor es del maligno y nosotros necesitamos enfrentar quien es del maligno porque Dios ya derroto.
Cuando vamos enfrentar el maligno con las armas del maligno, nosotros también nos convertirnos malos. No es que somos tontos, no es que aceptamos todo, pero no compartimos del mal, no nos dejamos llevar por la fuerza del mal en nuestra vida. Si alguien nos ofrece el mal, tenemos el bien para dar.
No somos ángeles, no somos perfectos, pero el amor que queremos vivir es el amor de la perfección, es el amor de Dios, amor divino. Por eso, cuando el Evangelio nos dice para ofrecernos la otra cara es porque nuestra cara de la derecha o de la izquierda es la cara del amor. Si atacan nuestro amor de un lado, tenemos del otro lado el amor para dar como respuesta.
A veces quien nos perjudico en la vida quiere tener la satisfacción de vernos mal, para bajo, deprimidos y derrotados.
La mejor respuesta que tengo para quien me desea el mal es la indiferencia para con el mal y el calor del amor divino. No es ninguna hipocresía abrazar quien esta hablando mal de mí, yo sé acoger quien me perjudico, tal vez la persona ni sepa que estoy sabiendo, pero quiero que ella no sepa, pero muestro mi cara de discípulo y seguidor de Jesús.
Renunciamos a todo y cualquier tipo de venganza, porque eso va corroer dentro de nosotros el resentimiento
Yo he pasado de esta fase y pido que Dios a cada día me conceda madurez para no perder tiempo con quien siembra el mal. La turma del chisme, del dijo no me dijo, de la turma que habla mal de ti, ellos perecen por eso mismo y perecemos cuando hacemos así también con el otro.
Algunos pueden decir: “Padre, están hablando eso del Señor”. Yo no necesito saber lo que están diciendo, porque quien es del bien y quiere mi bien va, con amor y caridad cristiana, dígame lo que necesito escuchar. Quien es del mal siembra el chisme, el discordia y la intriga. Quien es del mal esta tan vacunado por la fuerza del mal que sienta delante en la misa y va rumiando el mal dentro de sí.
Necesitamos vivir ese amor evangélico. Da la otra cara, del manto, su tunica y su amor como respuesta para quien de alguna forma quiere te ver mal. No la venganza, incluso, la mental tan terrible como la venganza practica.
Sabe aquella venganza donde vamos alimentando que el otro se de mal, que no consiga lo que él quiere, que al caer rompa los dientes. Muchas veces estamos alimentando eso dentro de nosotros. Renunciamos a todo y cualquier tipo de venganza, incluso aquellas que alimentamos a lo largo de la vida porque eso va haciendo maldentro de nosotros el resentimiento, la tristeza, y eso es señal que el amor de Dios no venció en nosotros. ¡Que el amor mueva todas nuestras actitudes!
¡Dios te bendiga!