“Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían. Algunos fariseos les dijeron: «¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?»” (Lc 6, 1-2).

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Mis hermanos y mis hermanas, ese texto es bien conocido de todos nosotros, ya reflexionamos sobre él aquí, pero el Evangelio es siempre rico y tenemos vários formas de acercarnos de la Palabra de Dios, ella es siempre nueva.

En principio, parece extraño que Jesús valida la transgresión de una regla – la regla de sábado era sagrada para el judio. El sábado era el día del reposo y del descanso.

No podía hacer nada, parece que la moral vivida por Jesús y sus discípulos era una moral relativista y más subjetiva, pero Jesús no responde la observancia del día de sábado; Él contesta la idolatría del sábado, lo que ellos hicieran con ese precepto sagrado.

Podemos hacer eso con nuestras reglas del cristianismo porque nosotros tenemos el domingo (el Día del señor), tenemos momentos especiales de celebración del cristianismo, por eso, agarrarse en las reglas y olvidarnos de la finalidad de las reglas, de la meta y del objetivo para los cuales ellas no guían es importante para todos nosotros, porque, del contrario, también convertiremos idolatras de neutras practicas cristianas.

El episodio que nosotros leemos en el Evangelio nos hace recordar del sentido de nuestra vida

Vivimos, hoy, en un contexto eclesial así: el aferro en las normas litúrgicas, las leyes morales, a los conceptos doctrinales etc.; todo eso tiene su lugar, su importancia… Y todo eso necesita ser valorado, pero Cristo no esta, muchas veces, siendo anunciado; Él no esta siendo predicado, porque, muchas veces, nos atamos en la observancia de estas reglas.

La conversión que nos pide el Evangelio no es la transgresión de una regla, pero es recuperar el sentido. ¿Por que una regla existe? ¿Por que existe el precepto del cristiano ir en la misa en el domingo? No es para cumplir solo una regla de los mandamientos.

Es una expresión del amor a Dios, es el encuentro que hago con Aquel que es el sentido de mi vida, que es el Señor de mi vida; Señor del tiempo que me da los días de la semana, que me da la bendición para poder trabajar y voy honrar a Él en aquel tiempo que quito en mi domingo para estar con la comunidad. ¡Por eso, aferrarse a una regla es olvidarse del bien mayor, que es Cristo; Él es la cosa más importante!

Dios no esta a búsqueda de ejecutores y reglas, pero Él esta a búsqueda de hijos y de adoradores; hijos que amen a Él y se amen unos a los otros.

El episodio que nosotros leemos en el Evangelio nos hace recordar del sentido de nuestra vida: ¿por que ser cristiano? Por que vivir los mandamientos? ¿Por que seguir Jesucristo? ¿Por que observar Su Palabra? ¡Porque Él es nuestro Dios y nuestro Salvador!

Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!