06 Oct 2023

La penitencia y el ayuno purifica nuestro corazón

“¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo habrían hecho penitencia, vistiéndose de cilicio y sentándose sobre ceniza. Por eso en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes”. (Lucas 10,13-14).

Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:

Todos los viernes, somos orientados por la Iglesia a hacer de este día un día penitencial, un día de ayuno, de abstinencia de carne, un día de oración más intensa, más ferviente, clamando al Señor por misericordia, porque hemos pecado. Nosotros somos pecadores.

Muchas veces nos alejamos de Dios, dejamos de hacer el bien y hacemos el mal ante sus ojos. Este es el sentido original de tener un día penitencial. Es precisamente para reconocer cuánto nos hemos alejado de Dios, cuánto dejamos que nuestro corazón se endurezca, que sea tomado por el pecado hasta el punto de que ya no logramos reconocer su bondad.

Cuando dejamos que el pecado se apodere de nuestro corazón, nos volvemos insensibles a la bondad de Dios, a su misericordia, ya no logramos reconocer cuán bueno es Dios, con cuánta bondad Dios se manifiesta en nuestra vida a través de los mandamientos.

El pecado nos hace insensibles a Dios, al Dios que realiza tantos bienes, tantos milagros en nuestra vida. Porque si nos detuviéramos un momento a reflexionar, podríamos comprender que nuestra vida es un milagro constante. Podemos comprender cuánto Dios nos ama y nos amará siempre. Quien vive fielmente los mandamientos de Dios, quien escucha y practica lo que Dios enseña, se pone bajo la protección de Dios, vive bajo el amparo de su amor y de su misericordia.

Quien escucha y practica lo que Dios enseña, se pone bajo la protección de Dios

Mientras que el que rechaza su ley rechaza no solamente la ley misma, sino que rechaza el amor de Dios. Es el amor de Dios y la misericordia lo que estamos rechazando. Y la consecuencia de vivir lejos del amor de Dios es que el corazón se va inclinando cada vez más hacia las cosas de este mundo.

El corazón se vuelve, podríamos utilizar el término “embotado”, es decir, va perdiendo la sensibilidad para darse cuenta de cuánto Dios nos ama, el pecado nos va alejando, nos va haciendo incapaces de percibir los milagros cotidianos, los milagros de todos los días en nuestra vida.

Conociendo estas consecuencias que el pecado genera en nuestras vidas, estamos llamados a hacer penitencia, a arrepentirnos, a recurrir constantemente a esta práctica, la práctica del ayuno, la práctica de las mortificaciones, la práctica de la oración, porque la penitencia y el ayuno, las mortificaciones y la oración es este camino de espiritualidad que va purificando nuestro corazón, va haciendo que nuestro corazón vuelva a ser sensible a la presencia de Dios, nos hace volver a Dios, nos hace reconocer nuevamente la bondad de Dios, su amor, su misericordia, reconociendo sus milagros en nuestras vidas.

Por lo tanto, aprovechemos esta oportunidad, aprovechemos este día penitencial para ponernos en presencia de Dios, reconociendo que somos imperfectos, que cometemos errores, que pecamos, pero que la misericordia de Dios es más grande.

Pongámonos delante de Dios con un corazón sincero y con el deseo de acercarnos cada
vez más a Él.

Descienda sobre todos ustedes la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.


Padre Bruno Antonio

Padre Bruno Antonio de Oliveira é Brasileiro, nasceu no dia 18/10/1987, em Lavras, MG. É Membro da Associação Internacional Privada de Fieis – Comunidade Canção Nova, desde 2012 no modo de compromisso do Núcleo.

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