“Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?. Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios. Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie” (Lucas 9,20-21).

Mis hermanos y mis hermanas, en ese día que conmemoramos San Pio de Pietrelcina, nosotros acompanhamos este evangelio donde Jesús pregunta a sus discípulos, na forma que el pueblo habla, ¿quién Él era; quién era Jesús? Y ellos cogerán allí las respuestas, Elías, Juan Bautista, uno de los profetas.

Y ahí Jesús, después, pregunto, entonces, para ellos: “¿Pero ty para ti, quien Yo soy?”. Y Pedro, en nombre de los Doce, respondió: “Tu eres el Cristo de Dios”; y Jesús dijo, ha prohibido que ellos dijesen eso abiertamente.

Es la cuestión del secreto mecianico. Jesús no quería luego que ellos dijesen y propagasen eso, pero era una creciente. Tanto los discípulos cuanto el pueblo de Dios, a los pocos, iban percibir quien Él era, y es por supuesto aquí en la pesquisa de Jesús. Entonces, la multitud aún consideraba a él como solo un gran hombre, incluso un profeta, pero no como el ungido de Dios.

El Cristo, Cristo significa el ungido de Dios, el Mesías, significa el ungido de Dios, pero quien ha conseguido dar una respuesta más acordado, los discípulos, Pedro, ¿por que? Porque ellos conviven más con Nuestro Señor.

Cuando nosotros estamos más en la intimidad con Dios, nosotros conseguimos percibir quien de hecho Él es, nosotros conseguimos percibir cual es la voluntad de Él, Nuestro Señor nos llama para no más ser multitud, pero el Señor nos llama al discipulado: que tu seas discipulado de Nuestro Señor, discípula de Neustro Señor.

Nuestro Señor no desea seguidores por seguidores, ¡fan clube; no! Nuestro Señor quiere sí seguidores, apóstol, personas comprometidas con Su Reino. El Señor no quiere admiradores, quiere discípulos misioneros.

Respondamos con la vida que Jesús es el Nuestro Señor, buscando siempre una intimidad con Él

Mis hermanos, vamos también caminar cada vez más junto con Nuestro Señor, que crezca cada vez más en la intimidad con Él.

El Santo que nosotros conmemoramos hoy, San Pio de Pietrelcina, él nació en el año 1887, en la Italia. Un Santo Capuchino, de la orden de los frailes, de los frailes Capuchinos. Fue un hombre que vivió una profunda intimidad con Dios; y por eso fue capaz de realizar muchos hecho.

Ha construido incluso un hospital para cuidar de los enfermos para cuidar de los más necesitados y, por supuesto, todo combate que él vivió, pero consiguió combatir el buen combate porque cultivo la fe, porque crecio en la espiritualidad, en la intimidad con Nuestro Señor.

Vamos pedir esta gracia, por intercesión de San Pio de Pietrelcina, que nosotros crezcamos también en la comunión con Nuestro Señor Jesucristo, para seguir las batallas y para dar una respuesta apropiada: “Tu eres el Cristo de Dios, Tu eres el ungido de Dios, el Mesias, Tu eres mi Señor”. Que el Señor sea también su Señor.

Y respondamos con las palabras, respondamos con la vida que Jesús es Nuestro Señor, buscando siempre una intimidad con Él, no seamos admiradores, seamos seguidores de Nuestro Señor Jesucristo.

La bendición de Dios Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.

¡Amén!