27 Dec 2020

Que la oración tenga un lugar sublime en tu casa

“Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él” (Lc 2, 39-40).

Hoy, celebramos la Sagrada Familia. Para Dios toda familia es sagrada, y no hay nada más sagrado y sublime que la familia de cada uno de nosotros. Por eso, Dios nació y se encarno en el seno de ella. La familia de Nazareth es el prototipo de toda familia humana: restaurada, bendecida, iluminada, agraciada por Dios y respeta a Él, una familia donde hay el amor por encima de todo. El amor entre María y José, el amor de estos para con su Hijo Jesús, y el amor, el respeto y la obediencia de Jesús para con Sus padres, María y José.

Mis hermanos, nosotros siempre creemos y profesamos que Dios necesita salvar este mundo, y Él vino para eso, pero la salvación solo puede ocurrir por medio de nuestra familia.

Tomemos posesión de esta verdad: nuestra familia es sagrada, y no podemos jugar con el sentido de ser familia. Familia tiene que ser respetada, iluminada, cada vez más unida, y nuestra familia necesita ser el lugar de la morada de Dios.

La oración da la dirección para que nuestra familia no se pierda en medio de la ilusión

Imagina Jesús entrando en el seno de una familia para allí vivir, la familia de Nazareth; y es así que Jesús también quiere hacer, entrar en el seno de cada una de las familias, de nuestras casas. Y no podemos parar en las dificultades, en los problemas, y decir: “¡Dios no va vivir aquí, porque mi familia tiene muchas dificultades!”. Es allí que Jesús necesita mismo vivir, Él solo no va vivir en tu casa si tu no dejas, Él solo no va permanecer en tu familia si tu pones para fuera. Por el contrario, ponga para dentro de tu casa, ponga Jesús dentro de tu familia.

Así como veo indiferencia de los miembros de la familia entre sí, muchas veces la familia también es indiferente a la presencia de Jesús. No basta decir: “Jesús esta aquí”, “Jesús esta en nuestro medio”, si no llamamos Jesús, no clamamos por Él, no rezamos por Él, si nuestra familia no da las manos para estar alrededor de Jesús.

No solo acojamos Jesús, pero permitamos a Él vivir todos los días en nuestra casa. ¡Seamos una familia que reza, y que la oración tenga un lugar sublime en nuestra casa!

La oración trae luz, sabiduría, la oración rompe las barreras de los desentendimientos, de las ofensas y de las tristezas. La oración da la dirección para que nuestra familia no se pierda en medio de la ilusión.

Que su familia sea cada vez más sagrada, y que el poder de la oración este presente en todos los actos de tu casa y de tu familia.

¡Dios te Bendiga!

Pai das Misericórdias

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