“¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” (Mateo 7, 9-12)
La Providencia Divina en Nuestras Vidas
Dios, hermanos y hermanas, es un Padre providente, y la Providencia Divina es maravillosa! Ella no nos priva de lo que es propio de nuestra humanidad limitada, sino que nos sustenta, sustenta nuestra existencia. No hablamos apenas de realidades materiales, pues la Providencia Divina cuida de todas las cosas, hasta mismo de las realidades espirituales. Entonces, pidamos que la Providencia nos conduzca en este tiempo de Cuaresma que estamos viviendo, nos conduzca en la vivencia de los propósitos que hacemos, en la experiencia del ayuno, en la experiencia de la oración, en la experiencia de la limosna. Que estemos enteramente dispuestos, constantemente, a hacer la voluntad de Dios y ser direccionados por Su Providencia.
La Regla de Oro
Hacer a los Otros lo que Queremos que Nos Hagan
La regla de oro que debemos guardar para nosotros, la regla de oro de nuestra vida es: todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Cuántas veces exigimos respeto de las personas, pero no las respetamos? Cuántas veces exigimos, queremos que nadie hable mal de nosotros, pero cuántas veces hablamos mal de los otros y no percibimos? Y la persona tiene eso como un mal hábito, un vicio. Constantemente, usted habla: “usted exige para usted, pero no hace aquello que exige”.
La Práctica de la Regla de Oro
Que el Señor abra nuestros oídos, nuestros ojos, nuestro corazón, en este día, para esa regla de oro. Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros a ellos.
Si quiere recibir el bien, si quiere ser bien tratado, trate bien a las personas también. Si usted quiere ser tratado con educación, trate a las personas con educación también. Si usted quiere ser visto, percibido, entonces perciba también a las personas que están ahí, de su lado, a las personas que trabajan con usted y para las cuales usted ni mira.
Mirando al Prójimo
Superando la Timidez
A veces, es tratado como creído, no habla con nadie. Yo sé que tal vez usted tenga alguna timidez, algunas dificultades, pero siempre podemos mejorar un poquito con la ayuda de Dios, con la ayuda de nuestro Señor. Entonces, si queremos que los otros nos vean y nos traten bien, también nosotros debemos primeramente hacer eso.
Una Meta para el Día a Día
Pongamos eso como una meta para el día de hoy, y que el Señor nos conduzca y direccione.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!