“Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos.»(Marcos 16, 15-18).
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Hoy, la Iglesia celebra la Fiesta de San Marcos Evangelista. Él fue compañero de Pablo y de Pedro su Evangelio nos presenta Jesús por medio de la experiencia de los discípulos, de la experiencia de los apóstoles.
Gracias a los evangelistas – y, hoy, de forma especial, gracias al evangelista San Marcos —, podemos conocer Jesús. y, a veces, podemos levantar este cuestionamiento: ¿quien es Jesús? ¿Quien fue este hombre? San Marcos nos ayuda y nos guía a la comprensión de que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesias.
Gracias al Evangelio, por el cual nosotros conocemos y creemos en Jesús, tenemos acceso a esta salvación
San Marcos nos presenta la buena nueva del Reino, el Evangelio que debe ser anunciado a todos los hombres en conformidad con este mandato del Evangelio de hoy: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”.
Anunciar el evangelio es anunciar la salvación que esta en Cristo Jesús. Quien escucha, cree y es bautizado logra la salvación. Gracias al Evangelio, por el cual nosotros conocemos y creemos en Jesús, tenemos acceso a esta salvación, tenemos acceso a Jesucristo, por medio del Evangelio. Por eso, cabe también a nostros difundir el Evangelio de la buena nueva, anunciarnos a toda criatura que Jesucristo es Nuestro Señor, que Él es el verdadero Dios, que Él es nuestro Mesías.
También somos enviado a anunciar y, así, hacernos Jesús ser conocido por todos. Que, en este día, podamos pedir la gracia de anunciar, sea con las palabras, sea con nuestra vida y con nuestro testimonio, que Jesuscristo es el Señor.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
