¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión” (Lucas 12, 51)
Para que puedas reflexionar y comprender el vídeo necesitas ‘accionar el subtitulo en español’:
Hermanos y hermanas, este Evangelio es un tanto provocador, pero también, a veces, un tanto contradictorio. Jesús, que vino a traer la paz, dice que no vino a traer la paz. Vamos a explicarlo. Jesús dice esto porque nosotros no estamos naturalmente preparados para acoger toda la plenitud de Dios. ¿Por qué, hermanos míos? Sólo a través del combate espiritual se llega a tal plenitud. Entonces, es preciso preparar el campo de nuestro corazón para estar insertados en esta realidad. Estamos en constante combate.
Esa paz que Jesús está diciendo es justamente eso, no podemos quedarnos acomodados, de brazos cruzados, y no prepararnos, porque la propia Palabra de Dios dice, a través de San Pedro, que el demonio está a nuestro alrededor las 24 horas intentando atraparnos, destruirnos.
Paz inquieta
Pero Jesús, también, que se declaró por la paz, habla del falso pacifismo, de la confusión, de la tristeza. De eso es de lo que Jesús está hablando cuando dice que Él no vino a traer la paz. ¿Para contradecir, no? Esas personas que se dicen pacificadoras, pero que, al contrario, generan tristeza, generan confusión. De eso es de lo que el Señor está alertando, por eso este combate espiritual.
“Vine a establecer la división.” ¿Cómo es posible? Jesús lo explica. Él, en la Última Cena, rezó para que todos tuvieran un solo corazón y una sola alma. Y, en el mundo moderno que estamos viviendo, esto está siendo retirado de nuestro horizonte. ¿No es así?
Tenemos el mismo sentimiento de Cristo, amar como Jesús amó, pensar como Jesús pensó, vivir como Jesús vivió, sentir lo que Jesús sintió. Eso, hermanos míos, trae la verdadera paz los unos para con los otros. Es en esa dimensión en la que el Señor nos está hablando sobre esta paz. Por eso, hermanos míos, no se trata de una contradicción de lo que Jesús está hablando, sino de una profundización.
Para abrir el corazón y el medio en que vive la Paz de Cristo, el discípulo debe buscarla de forma muy clara y consistente. Jesús mismo dijo, cuando los discípulos estaban encerrados después de Su Pasión, Muerte, pero también Su Resurrección: “La paz esté con vosotros.” Sólo Jesús puede darnos la paz, sólo Jesús puede darnos la plenitud.
Por eso, hermanos míos, Jesús también dijo: “Os dejo la paz, os doy mi paz”, pero no la paz que el mundo da. Por eso, Él está hablando de esos pacificadores que generan confusión, tristeza y confusión en medio de nosotros. Seamos hombres pacificadores, pero con la mirada de Cristo.
Que el Señor nos ayude, que Él nos dé toda la atención necesaria, asistidos por el Espíritu Santo, para no caer en ese pacifismo, sino para caer en aquello que Jesús nos dice, vivir la paz que Él nos da.
Que el Señor nos bendiga, que Él nos guarde, nos proteja de todo mal, dándonos Su bendición.
Sobre todos ustedes, venga la bendición del Todopoderoso. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
¡Amén!
